Este mes el azar quiso que Isabel de Gotas de azúcar y vainilla eligiera ingrediente. Lo tenía difícil porque la letra que salió fue la W. Hay pocos ingredientes que empiece (o contenga en este caso) esta letra. Al final se decidió por los kiWis.
He de deciros que esta receta no fue mi primera opción. De hecho la primera opción la hice pero no "llegó" a buen puerto y estaba dispuesta a repetirla porque tiene una pinta, ummmmm. Mientras maduraban los kiwis para la segunda oportunidad, me enteré que el día 25 (hoy) se celebraba el día del gofre, así que de inmediato pensé en fusionar kiwi+gofre. Con una receta tendría los dos eventos del día. A parte que estrenaría la gofrera que hace tiempo compré.
El gofre tiene su origen en Bélgica, en la época medieval. Su nombre deriva de las "waffer", dos placas metálicas anilladas que dan forma a la masa.
Aunque tiene los mismos ingredientes que los crepes, se diferencian de éstos por su volumen y apariencia de rejilla. Mientras que el crepe es plano. Deciros que la masa, tenía color verde pero ... tras pasar por la gofrera casi lo ha perdido y solo se aprecia los puntitos negros.
En un bol aparte, mezclar la harina, azúcar, levadura, sal y azúcar avainillado.
Añadirlo al bol de los líquidos e integrar con una espatula. Terminar pasándolo por la batidora para que no quede grumos.
En este momento estaba contenta, me quedó una masa de color verde (no muy fuerte, pero verde).
Dejar reposar la preparación media hora.
Yo en mi caso, con la gofrera que os he dicho que tengo:
La enchufé a la corriente y con un pincel de silicona y un poco de mantequilla, engrasé las placas.
Con un cucharón llené cada placa. Cerré la gofrera y esperé hasta que el piloto cambiara a color verde. E iba controlando cerrando y abriendo hasta que ví el gofre con un color dorado.
Después decorar al gusto.
Bon profit !!!