El cómic italiano de Lorenzo Ceccotti es un ejercicio de frenesí visual que fagocita muchos rasgos icónicos del manga de ciencia ficción clásico: su gestualidad y ruido cinético, la profusión tecnológica, cierta tendencia al horror vacui o la combinación entre los pasajes contemplativos y las escenas de violencia vertiginosa.
Los temas planteados en Golem también nos remiten a la poética temática de los Otomo, Shirow, Urasawa o el cine de Miyazaki: una distopía tecnológica de ciudades futuristas sometidas a los intereses de grandes corporaciones y totalitarismos autocráticos fuertemente militarizados; hackers digitales transmutados en fuerzas rebeldes de resistencia; genios científicos renegando de su sumisión al sistema; ciudadanos sometidos a la hipnosis catódica de las pantallas, etc. El argumento de Golem nos resulta familiar, como una versión actualizada de algo conocido: comenzando por esa figura del niño-demiurgo convertido en semilla nuclear que ya descubríamos en Akira.