No son los mejores días para el Manchester United. Entre su andar irregular en la Premier League y su pronta eliminación de la Uefa Champions League, el equipo de Sir Alex Ferguson está pasando por una de sus crísis más importantes en los últimos años. En medio de esta situación pero a sólo dos puntos del Manchester City, único puntero de la liga, le tocaba visitar al Fulham por la decimoséptima fecha del certamen.
El Fulham resultó ser un regalo del cielo para los Red Devils. Desde el primer minuto, los dirigidos por Martin Jol se rindieron ante el poderío de su rival y estuvieron muy lejos de aprovecharse de la complicada realidad del mismo. Cuando apenas se habían jugado 4 minutos, Nani empezó su recital de buen fútbol y tras un gran desborde habilitó a Danny Welbeck, que con una buena definición estampó el 0-1.
En sintonía con este buen arranque, el mediocampista portugués continuó deslumbrando con su enorme habilidad y se aprovechó constantemente de las facilidades aportadas por el rival. Luego del ya mencionado desborde y asistencia para el primer gol, también fue clave en las restantes anotaciones que logró su equipo en la primera parte. Primero, conectó un cabezazo certero para marcar la segunda anotación, y, en la agonía de la primera parte, habilitó de manera exquisita a Ryan Giggs, que rebote mediante, sentenció el partido cuando aún restaban 45 minutos.
Para el segundo tiempo, el United tomó la decisión de sacar el pie del acelerador. Atrás quedó el ritmo demoledor de la primera mitad y de esta manera le dio lugar a una pequeña reacción del Fulham. Si bien el local logró mejorar un poco la triste imagen que había dejado en los minutos iniciales, esta mejoría estuvo acompañada por constantes errores a la hora de definir, por lo que Lindegaard no tuvo problema alguno a la hora de mantener su arco en cero.
Para confirmar esta situación, cuando faltaban 10 minutos el Manchester se decidió a ampliar la ventaja una vez más. Primero de la mano de Wayne Rooney y luego a través de un exquisito taco de Dimitar Berbatov, los de Ferguson redondearon una de esas goleadas que aportan más que tres puntos.
La crísis sigue estando y el dolor por no estar en la Champions League renacerá cada vez que tenga que cumplir el compromiso en la Europa League, pero de a poco el United parece despertarse. Al fin y al cabo, la distancia con su eterno rival es de sólo dos puntos, y aún debe enfrentarlo en la segunda vuelta. Señores, el United está vivo. Más que nunca, hay Premier.