Resulta bastante fácil resumir el contenido de la comedia Golfos de cinco estrellas, de Juan José Alonso Millán (Ediciones Antonio Machado, Madrid, 1989), pero ni me apetece acometer ese esfuerzo, ni creo que merezca la pena. Nos encontramos ante el típico enredo presuntamente gracioso donde salen muchos personajes, cuyas identidades resultan ser falsas o andar trastocadas, que luego se lían unos con otros; unos entran y otros salen; unos hablan más y otros menos; algunos pronuncian frases con doble sentido; aparecen algunos señores en calzoncillos y algunas damas con liguero; se esparcen chispitas de erotismo en las conversaciones; resuenan algunas frases pseudofilosóficas, para que el público crea que se está diciendo algo medianamente inteligente; y hay un final tan tonto como previsible.O sea, pura originalidad teatral.No sé cómo podría haber sobrevivido sin leer esta pieza.
Resulta bastante fácil resumir el contenido de la comedia Golfos de cinco estrellas, de Juan José Alonso Millán (Ediciones Antonio Machado, Madrid, 1989), pero ni me apetece acometer ese esfuerzo, ni creo que merezca la pena. Nos encontramos ante el típico enredo presuntamente gracioso donde salen muchos personajes, cuyas identidades resultan ser falsas o andar trastocadas, que luego se lían unos con otros; unos entran y otros salen; unos hablan más y otros menos; algunos pronuncian frases con doble sentido; aparecen algunos señores en calzoncillos y algunas damas con liguero; se esparcen chispitas de erotismo en las conversaciones; resuenan algunas frases pseudofilosóficas, para que el público crea que se está diciendo algo medianamente inteligente; y hay un final tan tonto como previsible.O sea, pura originalidad teatral.No sé cómo podría haber sobrevivido sin leer esta pieza.