“Golpe de efecto”: Saber mirar, saber escuchar

Publicado el 24 noviembre 2012 por La Mirada De Ulises

[6/10]   La presencia de Clint Eastwood en la pantalla es garantía de que nos vamos a encontrar con un personaje sólido, encarnado con personalidad y hondura… y también que será alguien que arrastre heridas del pasado que están aún por curar. Pero no basta con tener al alma mater de “Gran Torino” para que la cosa funcione, y por eso “Golpe de efecto” se convierte en ejemplo de una historia que podría tener fuerza e intensidad… y que termina siendo blanda y convencional, y no solo porque el director quiera cerrar todas las tramas de modo artificioso y complaciente, sino por el modo de tratar las situaciones y a los personajes. Robert Lorenz no consigue insuflar nervio y drama a la historia de un padre y una hija que se dan otra oportunidad tras una vida de aparentes desencuentros, ni enganchar al espectador con la subtrama de unos ojeadores de béisbol que rivalizan en métodos o con la de un bufete de abogados sin alma, ni tampoco resulta sutil para sorprender con un romance muy dulce e indisimuladamente anunciado desde el primer minuto.

 

Gus es un veterano ojeador de béisbol que comienza a perder la vista cuando se acerca el momento de su jubilación, mientras que su hija Mickey -con quien tiene una relación distante- resulta ser una brillante y trabajadora abogada que está a punto de convertirse en socia del bufete. Su historia es buen punto de partida para hablar de una difícil relación paterno-filial con sus tiranteces, reproches y redenciones, pero ni siquiera sus continuas discusiones y sus vidas paralelas respiran tensión y reparación… porque se ha optado por la versión amable de la vida, o por el lanzamiento curvo de la pelota de béisbol. Todo es suave y blando porque el crepuscular personaje de Eastwood tiene menos energía de la necesaria para lidiar con los contratiempos que llegan, porque Amy Adams tiene un rostro dulce y luminoso que la impiden transmitir el drama y dureza de una vida de abandono y desafecto. Y sin embargo, Eastwood y Adams son lo mejor de la película y suyas las mejores escenas, con intervenciones en las que se aprecia la química entre ellos y que dan a la cinta un tono humano y entrañable.

No acierta, sin embargo, Lorenz a interesar plenamente al espectador por una trama que se ve venir de lejos, aunque es cierto que la película se ve sin esfuerzo y puede llegar incluso a agradar, entretener… y a emocionar en algún momento, porque habla de buenos sentimientos y del deseo por encontrar la felicidad en un mundo que se ha olvidado de escuchar y de mirar a los ojos (el ojeador como especie en extinción frente a las tecnologías), donde el éxito y la competitividad amenazan con llenar al individuo de insatisfacción. Esta perspectiva humanista es, sin duda, lo más valioso de la cinta, capaz de cuestionar tanto adelanto tecnológico o la búsqueda desaforada de éxito profesional… mientras se pierde el sentido de las relaciones personales, y la vida se convierte en una huida permanente o en un prescindir de las personas cuando no son productivas (es ese jugador cuyo rendimiento queda vinculado a su situación familiar, o la propia trayectoria de Mickey).

No podemos decir que el guión sea modélico porque deja mucho que desear en cada subtrama, porque los secundarios son estereotipos sin vida… y a quién le interesa ese bateador engreído y vanidoso dibujado con trazos gruesos o ese abogado sin sentimientos que no es nadie…, o quién se cree el tirón de ese simpático y hueco ex-jugador que aspira a ser comentarista o la premonición de una estrella del béisbol que aparece con gesto subrayado para después ser olvidada hasta el final. El guionista fuerza algunas situaciones y se guarda un secreto familiar para hablar de los silencios que traen confusión y dolor… pero no sabe sacarle partido y suena un poco falso, lo mismo que esos desenlaces (afectivo y deportivo). Hubiera sido interesante ahondar en esa tensión trabajo-familia o padre-hija, pero todo se queda en un leve viaje de reconciliación y en una historia de amor ligth, donde no se puede decir que se “hayan dejado los cuernos” -en expresión usada por padre e hija- porque todo en la cinta es amable y sencillo, sin grandes disquisiciones ni enredos… y quizá ahí esté su mayor mérito, pues el espectador la verá con gusto y se sentirá bien al salir del cine.

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “Golpe de efecto” (Trouble with the curve), película distribuida por Warner Bros. Pictures International España © 2012 Warner Bros. Pictures y Malpaso Productions.  Todos los derechos reservados.

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Publicado el 24 noviembre, 2012 | Categoría: 6/10, Año 2012, Críticas, Drama, Hollywood

Etiquetas: amor, Amy Adams, Clint Eastwood, familia, Golpe de efecto, Gran Torino, Robert Lorenz