Llegan trágicas noticias desde Yugoslavia. El acuerdo alcanzado ayer en Viena, que supone la adhesión de Yugoslavia al Pacto Tripartito, ha causado un alboroto tremendo en Belgrado. Los políticos que simpatizaban con las plutocracias occidentales han comenzado los preparativos para abandonar el país y, por otro lado, un grupo de políticos de la oposición pertenecientes a partidos serbios han formado el Frente para la Defensa de la Madre Patria. Manifestaciones populares se han sucedido en todas las calles de Yugoslavia, especialmente en Serbia.
Aprovechándose de la situación, un grupo de oficiales se han unido al Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas yugoslavas, el General Dušan Simović y al General Borivoje Mirković y han organizado un complot contra el Gobierno legítimo. Simović ya le había advertido al Príncipe Pablo durante los días críticos en que Yugoslavia debatía su adhesión al Eje de que un paso así acarrearía graves consecuencias. Cuando finalmente se produjo la ceremonia de ayer en Viena, los conspiradoras han decidido actuar. Durante la noche de hoy a mañana, las tropas al mando de los miembros respectivos del complot tomarían los lugares más importantes de Belgrado. Simultáneamente, los golpistas declararían la mayoría de edad del adolescente Rey Pedro II, despedirían al Regente y al Gobierno legítimo y formarían un nuevo gobierno con el General Simović al frente.
De acuerdo al plan, las tropas dirigidas por los conspiradores han ocupado los objetivos designados, incluidos los edificios del Consejo de Ministros, de la Oficina Postal Central y el Estado Mayor, donde ha llegado a las 03:00 de la madrugada el General Simović. Una hora más tarde, la estación de radio de Belgrado ha transmitido por onda corta el siguiente mensaje:
El 27 de marzo de 1941, Su Majestad el Rey Pedro II, contando con el apoyo de las fuerzas armadas, ha decidido asumir el poder. Los Regentes y el Gobierno han sido despedidos. La misión de crear un nuevo Gobierno ha sido confiada al General Simović. Se mantendrá la ley y el orden en todo el país.
Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor, el General Petar Kosić, que a la vez es también el tutor real y vive en el palacio real, tan pronto como ha sabido de los acontecimientos que se están produciendo en Belgrado ha acudido a todo correr a ponerle al Rey al corriente. Pedro II, despertado bruscamente, tan sólo ha dicho que no sabía nada y que apenas conoce a Simović. El Rey ha convocado un consejo provisional con Kosić y el comandante de los guardias reales, el General Mihailo Stajić. A continuación, los tres han ido a los cuarteles de los guardias reales, donde el Rey ha pasado revista a las tropas. El General Kosić ha albergado la esperanza de que una vez las tropas vean al Rey, sepan de qué lado se encuentra y colaboren en la represión del golpe de estado. También ha enviado un mensaje al golpista Simović con la orden de informar a la corta. Como respuesta, Simović ha dado la orden de capturar a Kosić y Stajić por parte de un grupo de oficiales leales reforzados por un batallón de tanques.
Mientras tanto, Kosić ha tratado de organizar una respuesta con las tropas listas en el patio de los cuarteles de la guardia real. En primer lugar, ha ordenado al jefe de un escuadrón de la artillería montada, Comandante Borot, que sitúe sus tropas en posición de fuego. Borot, sin embargo, se ha negado a cumplir la orden. Entonces, Kosić ha repetido la orden al jefe de la 1ª Batería del escuadrón, el Capitán Ljubiša Džorđević, que se ha negado también a obedecerle. Los comandantes de todas las demás unidades se han negado a acatar las órdenes de Kosić y han terminado escoltándolo al interior del edificio del Estado Mayor, donde los golpistas con Simović al frente ya han logrado reunir a varios miembros del depuesto gobierno y a dos regentes.
Pero el tercero y más importante de los regentes, el Príncipe Pablo, no se encuentra en Belgrado. El día antes había salido para Eslovenia para tomarse un breve descanso. He recibido las noticias del golpe de estado en la estación de ferrocarril de Zagreb. De inmediato, ha convocado una conferencia con los principales políticos croatas, el Doctor Vlatko Maček e Ivan Šubašić, quienes le han aconsejado que envíe a Simović un ultimátum exigiendo su dimisión inmediata y, en caso de que Simović se niegue, marche sobre Belgrado con los regimientos leales. Pero el Príncipe Pablo, aterrorizado ante la idea de una guerra civil, ha decidido regresar a Belgrado solo. Tan pronto como ha llegado a la capital el día 27 por la tarde, ha intentado convencer al Rey Pedro II de que llegue a un acuerdo con Simović, al tiempo que le entregaba su dimisión al General rebelde. No ha sido hasta entonces que el Rey ha recibido a Simović y le ha confiado la misión de crear un nuevo gobierno. El acuerdo que finalmente han alcanzado Pedro II y Simović no ha sido otro que aceptar que todo lo que ha hecho el General ha sido en el nombre del Rey, lo que ha finalizado el golpe de estado, legitimándolo. Más tarde, todavía en el edificio del Estado Mayor, el General Simović ha presidido la primera reunión oficial de su Gabinete.
Semejante desarrollo de los acontecimientos sólo ha sido posible por el apoyo de gran parte del pueblo Yugoslavo, especialmente en Serbia. Ya en la mañana de hoy, 27 de marzo, primero en Belgrado y luego en otras ciudades, la turba se ha echado a las calles portando eslóganes por el estilo de “Mejor la guerra que el pacto”, “Mejor la muerte que la esclavitud”, “Exigimos un pacto con la Unión Soviética, no con Alemania”, etc. En Eslovenia se han producido manifestaciones similares por la tarde de hoy. En Zagreb, las manifestaciones organizadas por el Partido Comunista de Yugoslavia se han encontrado con la oposición de los fascistas croatas, decepcionados con el cambio de política que se ha producido en Belgrado.
El nuevo gobierno del General Simović se encuentra en una situación sumamente delicada, teniendo que lidiar tanto con la descontenta población croata como con su decepcionado vecino: el Gran Reich Alemán. Durante la mañana de hoy, el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores de Yugoslavia, Momčilo Nincić, ha asegurado con voz temblorosa al enviado alemán en Belgrado que Yugoslavia mantendrá una política de amistad hacia Alemania. Pero como puede imaginarse el General Simović, el Reich no se va a quedar de brazos cruzados ante este inconcebible ultraje que ha llevado a cabo contra los yugoslavos de bien y que no pretende sino abandonar la amistad del Eje y echarse en brazos de los plutócratas británicos y de los comunistas soviéticos.
Es lebe Nationalsozialismus!Freiheit für Jugoslawien!