La educación se ha convertido en una herramienta excepcional para instruir a una nación. Corea del Norte tampoco ha sido la excepción. Y el régimen lo utiliza a las nuevas generaciones para que su odio hacia Estados Unidos sea eterno. El caso ejemplar sería en los festivales deportivos que se celebran anualmente en todos los colegios del país. Separan a todos los estudiantes en dos grandes grupos e inician una carrera de relevos. Los docentes de algunos colegios le dan palos de madera y otros, un fusil de plástico. El primer relevista recorre hacia la meta final, cuyo cuadro o muñeco de paja es un soldado americano "debilitado", le golpea lo más enérgico posible y vuelve a la línea de salida para dar el palo al siguiente compañero.
Cuando abren los libros de texto, un alumno norcoreano descubre a través de las letras una infinita cantidad de "crímenes" que habían cometido los estadounidenses en sus tierras. Secuestros, experimentos bacteriológicos con seres humanos, homicidios, hurtos y cantidades de infracciones graves son absorbidas en la retina de los niños que ni siquiera han cumplido los diez años. También las películas "ayudan" a que los futuros soldados puedan sembrar el odio hacia Estados Unidos. Los protagonistas son unos valientes militares norcoreanos que luchan contra el imperialismo americano, interpretada por unos actores que en realidad fueron apresados por el régimen o que voluntariamente han querido establecerse en el país.
Esa carrera de relevos aún se realiza cada año en todos los colegios del país. Hasta que uno sale del país y se da cuenta que vivían engañados y que no sabía que durante los años noventa el régimen había recibido toneladas de ayuda alimentaria por diversos países, entre ellos Estados Unidos, pero que el sector de población más necesitada no lo recibió y desaparecieron. Pero en Corea del Norte, dichas cosas no se cuentan y obligan a los estudiantes de educación secundaria que escriba un breve ensayo o que dibuje sobre los "maliciosos" americanos y surcoreanos. El que mejor exprese su tirria hacia esos países se llevará un premio. Quizá un libro de las bondades que ofrece el líder al pueblo. El diario de Corea del Norte