Carmena apostó por un pulso con el gigante chino y lo ha perdido a costa de los miles de madrileños que no accederán a los puestos de trabajo que se hubieran ofertado en el lugar donde nació el skyline madrileño propiciando, además, que el año chino que ahora acaba, el de la Cabra, cumpla con su pronóstico de deparar sorpresas. La última, el abandono del grupo chino justo antes de la llegada del Mono.
Un Mono que, decorado de rojo, llega el domingo para conmemorar que los chinos han cambiado 4.714 veces de calendario. El Mono rojo de fuego, que es su denominación oficial, se parece mucho al consistorio de Carmena. Según la tradición china, el primate que gobernará el calendario desde el próximo lunes es caprichoso, va a lo suyo y es poco predecible en sus acciones. Tan reflejado se ha debido ver el ayuntamiento en este retrato, que ha decidido echar el resto con la nutrida comunidad china y celebrar la llegada del simino colorado por todo lo alto buscando el epicentro de la fiesta en el barrio de Usera -donde reside la mayoría de la población china- y, paradójicamente, en la Plaza de España. Hasta el propio Palacio de Cibeles se iluminará de forma especial para la ocasión.
Un gesto que sin duda agradecerán los casi 53 mil ciudadanos chinos censados en la Comunidad, el tercer grupo más numeroso tras rumanos y marroquíes, pero que gana por goleada cuando se trata de emprender lo que les ha convertido en las estrellas del comercio de proximidad al que dedican suficientes horas como para que se hayan convertido en un servicio imprescindible si se quiere acceder a cosas tan básicas como una barra de pan en muchos barrios de la ciudad, convertidos ahora en pequeños Chinatown.
Con suerte, la alegría de los fastos del nuevo año contagia al multimillonario Wang Jianlin para que no caiga en la tentación de retirar otras inversiones. No en vano es el segundo mayor accionista del Atlético de Madrid y, hasta ahora, estaba dispuesto a invertir 9.000 millones de euros en el llamado ‘Eurovegas chino’. Así que ojo con el magnate oriental, que si Madrid no quiere su dinero se lo gasta en otro sitio, y para muestra los 110 millones que acaba de pagar por su casa de Londres. Es lo que tiene ser el hombre más rico de China, que ya ni siquiera el fundador de Alibaba le hace sombra. ¡Gōnghèxīnxĭ!
Foto: Esparta Palma bajo licencia CC BY 2.0