Se abrió camino en el mundo de la farándula por ser el hijo de Pilar Miró. Su padre era Anónimo. Dejó preñada a su madre y eso fue todo lo que hizo antes de largarse. Otros dicen que fue Felipe González.
Comenzó la carreras universitarias, pero ser un pijo no le ayudaba a aprobar.
Concha García Campoy lo vio por la calle vagando sin rumbo y lo contrató para su programa Las Mañanas de Cuatro como chico García Campoy.
El tío no vocalizaba pero trabajo nunca le faltó y eso que leía como un niño de primaria los guiones. Las mañanas de Cuatro se nublaban de repente en cuanto quería dar el pego como presentador de noticias en un microespacio del largo y tedioso magacín.
Pasó a hacer colaboraciones en Deportes Cuatro, para luego pasar a Marca TV y Punto Pelota, ya que por alguna razón lo tienen como experto en fútbol y deportes, tanto que casi entra en el Consejo Superior de Deportes.
A pesar de esas orejas que le hacen parecer un 600 con las puertas abiertas, a tenido varias novias.
La primera fue Natalia Verbeke.
Luego bajo el listón que no veas. Se lió con Cayetana Martínez de Irujo. La siguiente fue Amaia Montero, cuando aún no se había destrozado la cara. Después con una tal Ana Isabel, una que le tocaba la churra a Iker Casillas.
Otra fue Malú, la reina del azúcar glass.
Y eso que está Calvo perdido.