De sobra es conocida la admiración que sentimos por Neil Gaiman en este rincón de la red. A Terry Pratchett lo conocemos menos porque nuestros viajes al Mundodisco todavía no han obtenido fecha de salida, pero no por ello dudamos de su gran valor creativo y por supuesto de su incalculable aporte al mundo de la fantasía al haberla rociado de su toque de humor y surrealismo que tanto amplía y engrandece sus límites.En esta colaboración mutua que salta a la pantalla, subyace el poder imaginativo de dos genios en acción, dándole una mirada diferente al mundo de ángeles y demonios y sus intromisiones en el mundo terrenal de los humanos. Con Azirafel como protagonista del lado angelical y Crowley del demoníaco, no nos quedará siempre claro quien es el bueno y quien es el malo, puesto que su interrelación durante miles de años ha cultivado una amistad que va más allá del bien y del mal, y cuyos fines y objetivos se alejan de los de sus superiores y se acercan más a los de los humanos entre los que conviven.Ambientada en Inglaterra, no podría ser más británica y me arrepiento de no haberla visto en versión original donde este aspecto se marcaría mucho más. Sin embargo, el resultado y el entretenimiento obtenido ha sido más que gratificante y la experiencia altamente recomendable.Por quedarme con algo en especial, me decanto por el demonio Crowley, cuyo nombre no podría estar mejor elegido, y porque no para de recordarme a Johnny Rotten, otro de mis admirados personajes británicos.