Va a ser verdad eso que dicen de que cuanto más mayor te haces, más rápido pasa el tiempo. Aún hace poco que entraste en mi vida, o eso me lo parece. Fuiste un año lleno de cosas buenas, de nuevas oportunidades, de nuevos proyectos y de cambios, muchos cambios. Viajé, viví en el extranjero, empecé a estudiar de nuevo, empecé varios proyectos, conocí nuevos amigos… Todo eso pasó en el transcurso de un año, contigo.
Cada año me pongo una serie de propósitos que nunca cumplo. El año pasado no fue diferente pero, por primera vez, llegué a cumplir algunos de mis propósitos (de otra forma no estaría estudiando para los exámenes de enero ni seguiría escribiendo en el blog).
Algunos propósitos me costaron más que otros ya que no soy una persona que acepta fácilmente los cambios drásticos. Y este año contigo todo fueron cambios grandes, cambios que me ayudaron a madurar y a crecer como persona. Cambios que estarán conmigo por mucho tiempo.
Por supuesto que tengo algo de miedo al cambio que está por venir. Un cambio mucho mayor, te vas y me dejas con 2016, un año nuevo lleno de posibilidades que me promete muchas cosas buenas, muchas aventuras, pero también cabe la posibilidad de que en este año que entra no tenga tanta suerte como la que tuve contigo. Y eso asusta, las infinitas posibilidades que hay delante de mí. Pero intentaré aplicar lo que aprendí contigo: que de todo hay que sacar algo bueno, que los cambios drásticos no siempre son malos, que no debo de asustarme por no saber qué vendrá, sólo tengo que disfrutar de los buenos momentos mientras duren, y que la clave para cumplir todos mis propósitos es un gran secreto compartido a voces: sólo tienes que ser constante y pensar en positivo.
2015, has sido un año muy bueno para mí y espero que también para todos los demás. Espero que los proyectos que empecé contigo duren y que el año que entra me permita acabarlos exitosamente. Espero que 2016 sea bueno conmigo y con todos los que me apoyan, tanto como tú lo fuiste.
Adiós, 2015. Hola, 2016.