Gorda y cuesta arriba

Por Mamacurra @MamaCurra
Ayer por la tarde llegamos a Miami, después de 14 horas de viaje. Palizón. Cenamos algo y al sobre.Esta mañana cuando el Currante se ha llevado a los cachorros al cole y me he quedado sola, con las maletas abiertas por el salón, todo revuelto y aún ese cierto olor a casa cerrada, me he dado cuenta: estoy justo justo justo en el comienzo de una cuesta arriba. Como todos ya lo sé, la famosa cuesta de enero. Y mal de muchos consuelo de tontos. Así que soy una tonta más. Si.
Me he duchado, y cuando me disponía a recuperar mi atuendo veraniego me he percatado de la otra parte: las bermudas no me cierran o sea, he engordado un huevo y medio. Si, también sé que en estas fechas todo el mundo anda así. Los excesos de la Navidad pasan factura. Vuelvo a ser una tonta más por el mismo refrán. Toca inflarse a verduras, te verde y mover el culo.

El caso es que por un momento me he sentido fatal, que perezón me ha dado todo… Y de repente me he vuelto a dar cuenta de algo: estoy gorda, ¡estoy gordísima! Pero gorda de cariño, de risas, de buenos momentos con amigos y con familia, del buen rollo que he tenido estos días en España y eso me ha dado el subidón que necesitaba para calzarme las botas de montaña y empezar a subir la puñetera cuesta de enero y ya de paso conseguir que me cierre el pantalón. ¡Allá voy!