Gore y celuloide: ¿cómo fingir sangre en el cine?

Publicado el 18 marzo 2015 por Brussels @CeluloideA

Desde la escena de la ducha de "Psicosis" de Hitchcock pasando por la icónica secuencia de "Carrie" de Brian De Palma en 1976, la sangre falsa que se utiliza en el cine ha ido cambiando de "receta" a lo largo de los años, sin que el CGI llegue a desterrar este arte casi centenario.
La sangre falsa que se emplea en las películas, a veces llamada "Kensington Gore" por la calle de Londres, tiene una historia dilatada en el cine. Ya en los films en blanco y negro, antes de cualquier censura del tipo Código Hays en Hollywood, se empleaba sirope de chocolate para fingir el rojo líquido, debido a que creaba un contraste más marcado que si usaran un líquido rojo. En "Psicosis" de Hitchcock (1960), se utilizó sirope direcamente apretando la botella de plástico de la marca Shasta, que en aquella época era un método de envasado novedoso y acabó reemplazando al sirope de la marca Hershey's.

Hitchcock utilizó sirope de chocolate "Shasta" por el aplicador de su bote de plástico.

Con la llegada del technicolor, aparecieron también nuevos retos para representar sangre en la pantalla. En "La Maldición de Frankenstein" de la Hammer de 1957, de producción británica y por tanto libre de la censura del Código Hays, ya comenzó a correr la sangre a color por el celuloide, aunque no de la forma más correcta. En la nombrada "La Maldición de Frankenstein", y la primera película de Drácula encarnado por Christopher Lee ("Horror of Dracula", 1958), la sangre era de un color brillante, casi de dibujos animados.

Antes de hacer sinfonías metal, Lee tuvo un pasado oscuro brillante.

El llamado "Padrino del Gore", el realizador Herschell Gordon Lewis, sabía que esto era un problema, y mientras trabajaba en la que está considerada como la primera pelícla del género gore o splatter, "Blood Feast" (1963), se dio cuenta de que la sangre falsa utilizada hasta la fecha tenía un tono morado, ya que había sido diseñada para películas en blanco y negro. Para evitar seguir usando este material que no estaba a la altura de sus exigencias, concretó con los Laboratorios de Investigación Barfred de Florida la fabricación de una sangre personalizada.
Para otros directores como Jean-Luc Godard, el color rojo brillante de la sangre no era un problema. Sin ir más lejos, Godard utilizó sangre falsa de color brillante e irreal para su película "Pierrot Le Fou" (1965), ya que esta estética encajaba bien dentro de su abordaje abstracto e intimista en los films. Cuentan que cuando Cahiers du cinema señaló que "había mucha sangre en Pierrot", el director respondió "Sangre no, rojo".

El fallecido recientemente Dick Smith revolucionó la sangre falsa que se usaba en películas, además del maquillaje empleado, y su contribución al cine quedó plasmada en películas pioneras en sangrías como "El Padrino" (1972), "El Exorcista" (1973) y "Taxi Driver" (1976). Smith llegó a perfeccionar su propia receta para la sangre falsa:
  • 1/4 de sirope de maíz blanco (base)
  • 1 c/c de metilparabeno (preservador para tomas largas)
  • 57 g de colorante alimentario rojo "Ehlers"
  • 5 c/c de colorante alimentario amarillo "Ehlers" (ajustar a la tonalidad deseada)
  • 57 g de solución humectadora Kodak Photoflo (¡venenosa! Daba la densidad justa para que la mezcla roja fluyera sobre la piel, pero empapara los textiles como la sangre real).
Esta nueva sangre ficticia resultó ser demasiado real: cuando la MPAA (Motion Picture Association of America) evaluó la película "Taxi Driver" de Scorsese, amenazó con darle clasificación X por el baño de sangre del clímax. Columbia Pictures le dijo al director que si no cambiaba el montaje del film para darle una clasificación R, lo harían ellos mismos. Esto significaría destrozar la escena final, así que Scorsese desaturó el color de la sangre de la secuencia hasta un tono sepia para darle un toque menos realista. Al final la MPAA le dio a la película la ansiada clasificación R, aunque el propio director pensaba que esta nueva sangre era incluso más perturbadora.
En "Carrie", la sangre que se empleó en la famosa escena del baile de fin de curso fue una mezcla de jarabe de maíz, un edulcorante a base de almidón o fécula de maíz, y colorante rojo. Quedó muy bien en el celuloide, pero Sissy Spacek notaba cómo la pegajosa sangre se iba solidificando cuando se prendía fuego al gimnasio.
Actualmente, existen docenas de recetas para la sangre flasa, y algunas son variaciones de la original de Dick Smith. Para fabricar sangre comestible que un actor pueda introducir sin problemas en su boca, existen la "Sangre de chocolate" y la "Sangre de mantequilla de cacahuete". En la saga de Posesión Infernal, el actor Bruce Campbell usó otra sangre comestible a base de crema espesante no láctea en polvo para el café (un concepto poco conocido en España, "creamer" en inglés). Tras muchas escenas, sintió cómo su camisa empapada en sangre falsa se fue endureciendo hasta llegar al punto de romperse. Para simular el ectoplasma de los no-muertos, en la primera película de 1981 se utilizó jarabe de maíz también.

Bruce Campbell, acostumbrado a tratar con sangre falsa desde 1981.

Para más comodidad, se puede comprar un tipo de sangre falsa a base de alcohol al módico precio de 65 dólares el medio litro llamada Fleet Street Bloodworks creada por Robert Benevides, profesor de maquillaje de efectos especiales en la Universidad de Nueva York.
En una misma película es común emplear diferentes tipos de sangre falsa: dependiendo de diferentes factores como la iluminación, si debe ser comestible o no, si interesa que se mantenga fresca o se seque poco a poco, si se pretende que sea sangre arterial (más clara) o venosa (más oscura), y el estilo que busque el director, pueden usarse hasta 9 variedades de sangre en una misma obra. Para la escena en La Casa de las Hojas Azules de "Kill Bill vol. 1" (2003) donde La Novia se enfrenta a los esbirros de O-Ren Ishii, Tarantino ordenó más de 380 litros de "sangre samurai", que según él es diferente a la que se usa en las películas de terror. Él conocerá su fórmula secreta.

88 eran pocos locos para una Novia buscando su venganza.


Adaptado del artículo "A Brief History of Fake Blood" de Forrest Wickman para Slate.com
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