Gorilas en la niebla, la lucha de Dian Fossey

Publicado el 01 enero 2014 por Albilores @Otracorriente

Gorilas en la niebla es una película estadounidense de 1988, dirigida por Michael Apted y protagonizada por Sigourney Weaver, en la que la inexperta Dian Fossey viaja a África para estudiar la vida de los gorilas de montaña. Allí se convierte en una gran zoóloga y ve como los pocos animales que quedan son masacrados por cazadores desaprensivos, por lo que a partir de entonces dedicará el resto de su vida a protegerlos y cuidarlos. Consigue montar un parque nacional en las montañas, hábitat natural de los gorilas y alcanza un gran prestigio como zoóloga gracias a los documentales divulgativos sobre los gorilas que graba para National Geographic junto a Digit, el gorila dominante del primer grupo que estudió y con el que entabla una estrecha relación. La muerte de este gorila a manos de los furtivos le causa una gran conmoción, recrudeciendo su enfrentamiento con los cazadores de las tribus circundantes al parque.

En la vida vida real, Dian Fossey, en 1966, logró el apoyo de la National Geographic Society y la Fundación Wilkie para trabajar en Zaire, pero pronto la complicada situación política del país la forzaría a trasladarse a Ruanda para continuar sus investigaciones.

Su paciencia y su meticulosa observación de los gorilas le permitieron comprender e imitar su comportamiento, ganando paulatinamente la aceptación de varios grupos. Aprendió a reconocer las características únicas de cada individuo, llegando a tener con ellos una relación de confianza y afecto. Karisoke, su lugar de estudio, se convirtió en centro internacional de investigación sobre los gorilas. Por la fundación de este centro en 1967 y su gran trabajo, Dian Fossey recibió el grado de doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge en el año 1974. En 1983 publicó Gorilas en la niebla, libro en el que expuso sus observaciones y su relación con los gorilas en todos sus años de estudios de campo.

En sus 22 años de estudio con los gorilas, Fossey se enfrentó y combatió la actividad de los cazadores que estaban llevando a los gorilas de la montaña a la extinción. Esta lucha le creó muchos enemigos, y fue el motivo de su asesinato en 1985 a machetazos, atribuida al jefe de los cazadores furtivos de gorilas contra los que luchó.

Aunque también pudo haber colaborado activamente en su muerte, Wyne McGuire, un joven estudiante que se encontraba bajo la asesoría de Fossey y al que se le acusó de ‘celos profesionales’, con el que tuvo algún enfrentamiento.

Dian Fossey fue encontrada asesinada en el dormitorio de su cabaña, en las montañas de Virunga, Ruanda, el 26 de diciembre de 1985. Le habían partido el cráneo con una panga (machete), una herramienta ampliamente utilizada por los cazadores furtivos, que había confiscado a un cazador furtivo en años anteriores y colgado como decoración en la pared de su sala de estar, junto a su dormitorio. Fossey fue encontrada muerta junto a su cama, con su pistola a su lado. La cabaña mostró signos de lucha porque había vidrios rotos en el suelo y las mesas, junto con otros muebles volcados.

Fue enterrada en Karisoke, en un sitio que ella misma había construido para sus amigos gorilas muertos. Sus restos yacen en el cementerio de gorilas cerca de Digit y cerca de muchos gorilas asesinados por los cazadores furtivos. Los actos conmemorativos se llevaron a cabo también en Nueva York, Washington y California.

El trabajo de Dian Fossey contribuyó en gran parte a la recuperación de la población de gorilas y a la desmitificación de su comportamiento violento, cosa que aun hoy en día parece desconocer prácticamente todo el mundo.

Está claro que los científicos y los amantes de los animales y de la naturaleza, están condenados en la actualidad a estar desprotegidos e incluso a ser eliminados, bien quitándoles las subvenciones para el estudio o bien de cualquier otra forma poco ética, por aquellos para los que solo prima el dinero y los intereses personales.

No quitemos las ayudas económicas y de cualquier otro tipo a nuestros científicos y a las personas que onerosamente luchan por la conservación de nuestro entorno en muchos casos a riesgo de sus propias vidas, como ocurrió a Dian Fossey.