Revista Homo

GOYS: hombres que tienen sexo con otros y no son “gays”

Por Arturolodetti @latitudgay

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La diversidad sexual supone la variedad de orientaciones sexuales que se reconocen actualmente, la clasificación más común es la sigla LGBT, que agrupa a personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, sin embargo, existen otros planteamientos que señalan que esta clasificación es insuficiente para describir lo complejo de la sexualidad humana, es decir, No todo cabe en un mismo paquete.

Un mundo más diverso

Son varios los movimientos que han surgido durante los últimos años como los denominados “G0ys”, que abarca a hombres que a pesar de sentir atracción sexual por otros hombres e incluso tener contacto íntimo con ellos, no se definen como gays o bisexuales, pues no están de acuerdo con la “cultura” o más bien los estereotipos que éstos representan.

El punto que más los distingue, según ellos, es que pese a tener relaciones sexuales con otros hombres, no practican el sexo anal. Es por eso que el “0” en la palabra, reemplaza la letra “A”, de “anal”.

¿Por qué no el anal?

Para los g0ys este tipo de práctica resulta un tanto denigrante, pues para ellos la persona que “recibe” queda en un nivel inferior y termina siendo dominado por el sujeto que penetra, lo que a su juicio implica la pérdida de la “hombría”.

En ese mismo contexto, los más radicales creen que el sujeto penetrado asumiría naturalmente el “rol de mujer” y el otro el de hombre. Así, el primero queda en un “nivel inferior”, e irónicamente creen en la “igualdad” a la hora del sexo.

Es por eso que las prácticas sexuales más comunes a las que recurren los g0ys tienen que ver con lo que se conoce como “frot”, o sexo de frotamiento, y contacto superficial. Hay quienes también practican el sexo oral, y otros que exploran su sexualidad de diversas maneras, pero lo más importante es no caer en la penetración anal.

La polémica

Lo polémico de este asunto es la generalización de los gays como entes “afeminados” y más aún, hallar que lo femenino, propiamente tal, supone inferioridad. Lo mismo ocurre con la idea de que ser penetrado en una relación homoafectiva es algo denigrante, asignándosele automáticamente a un rol femenino.

FUENTE: The Huffington Post


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