Que ese pacto de sangre no permita ver su relación con el mercado.
Que se pinte de colores la democracia. Los códigos recurrentes y castrados del flower power son siempre útiles.
La revolución twitter o facebook, como dirían los clásicos, comes in colors.
Celebremos, en profecía autocumplida, que la revolución sea "sin tonos islamistas ni liderazgo político".
Porque la tecnología (hermana de la democracia) rehuye de las particularidades y las disonancias y las desinencias tanto como la vieja filosofía de la historia de Hegel. Si tan solo, Fukuyama, lo hubieras sabido.
La utopía de la guerra sin bajas, la guerra virtual, es en verdad la otra hermana significativa del sueño ideológico de la democracia conquistada por medios tecnológicos.
Habría que debatirlas juntas.
Algunos links:
Lo de Egipto por Antonio Caballero. Entre otras cosas, las satisfacciones de Obama con lo que pasó en Egipto resultan sospechosas.
Diarios nicas que ya sueñan la tecnología: "Llegan al país mensajes codificados en cuadros". El índice profundo del sueño lo indica este párrafo: "Es un código portador de información precisa que es aprovechado para diversos fines, como las convocatorias de movimientos sociales como el reciente de Egipto y hasta por la mercadotecnia en su afán de personalizar las ofertas y promociones". Que, por supuesto, ha invertido los términos: menciona primero los movimientos sociales y luego la mercadotecnia, cuando es ésta la matrona de los dos conceptos.
La revolución facebook abre otro capítulo de otroficación manipulado desde Occidente: "Una pareja llama a su hija Facebook para celebrar la revolución egipcia" (La Vanguardia)
Sobre la guerra virtual (el otro sueño tecno): Hacer la guerra sin despeinarse de Jordi Calvo Rufanges.
Nunca demás: "La pregunta por la técnica" de Heidegger.
Si hay una mistificación ideológica en este caso, hay que volver a pensar la cuestión de la ideología.