La dirección ha correspondido a Oliver Dahan, autor de La vida en rosa, Erase una vez o Un gran equipo. La cinta viene cargada de polémica porque a la Casa Real de Mónaco no le ha sentado bien la imagen que se da de esa institución. Por otra parte, el productor Harvey Weinstein ha hecho una versión muy comercial para proyectarse en los EEUU que nada tiene que ver con la que el cineasta ha montado para el resto del mundo. La película te puede hacer pasar un rato entretenido, pero alguna que otra escena se alarga innecesariamente. La cámara se detiene demasiado en varios momentos, lo que lastra la historia. La crítica ha sido dura con ella. Sin embargo, en mi modesta opinión, merece el aprobado. Como dato curioso, la película se presentó en el Festival de Cannes que fue el lugar donde Rainiero III y Grace se conocieron, gracias a la cita concertada por la archiconocida revista Match Point en la que dibuja el gran artista Sempé. Finalmente, los amantes de la moda disfrutarán con el amplio repertorio de esa glamurosa actriz de los años 50.
Esta producción explica el episodio de la vida de Grace Kelly en la que una vez convertida en princesa y retirada de la profesión de actriz por voluntad propia es tentada por el maestro del suspense para ser la protagonista de Marnie, la ladrona. Por otra parte, se produce un desencuentro diplomático entre Francia y el Principado de Mónaco que generará más de un conflicto en la feliz pareja.
El triángulo protagonista lo forman Tim Roth, Nicole Kidman, que se acerca bastante a la idea que tenemos de Grace Kelly, y Frank Langella que interpreta a un sacerdote con la cabeza muy bien puesta que nada tiene que ver con la caricatura que el cine español hace de esta profesión. La actriz Paz Vega representa a la célebre soprano María Callas.
La trama política no está mal, sobre todo, teniendo en cuenta que se basa en hechos reales, demostrando lo peor de la condición humana reflejada en un par de personajes cuyos nombres, por supuesto, no vamos a desvelar para que no pierda el interés. Si tuviésemos que destacar algún capítulo de este largometraje, nos quedaríamos con las profundas conversaciones de la princesa con su director espiritual, un sacerdote católico, que le levanta moral a esta mujer que lo dejó todo por amor y que se encontraba desconcertada. Le ayuda a reconducir su vida y sacar lo mejor de sí misma con el apoyo de Dios, reforzando los valores de la familia cristiana (publicado en Páginas digital).