Pero, para bien o para mal, el tema médico no es el único por el que muchos dan gracias a Dios. ¿Cuántas veces hemos oído a alguien dar gracias a Dios por un premio? ¡Y yo que me pensaba que los Grammy o los Oscar los daba un jurado! Pues no, se ve que los da Dios. Parece ser que no tiene nada mejor que hacer que dar premios de música o cine. Claro, así va el mundo. Con razón hay terremotos o tsunamis que matan a miles de personas. Dios está escuchando las últimas novedades musicales o los últimos estrenos cinematográficos para darle el premio a tal o cual cantante o el tercer premio al actor protagonista a Daniel Day-Lewis, que no digo que sea un mal actor, pero digo yo que sus premios los habrá conseguido por su preparación y años de experiencia que por el hecho de que Dios esté pendiente de su carrera.
Y hablando de carreras, ¿qué decir de las carreras atléticas o de natación? Hablemos de un atleta que es mundialmente conocido como el jamaicano Usain Bolt. Muchos dirán que ha conseguido todos sus títulos (6 olímpicos y 5 mundiales, entre otros), gracias a Dios. Vamos, que sus largas horas de entrenamiento no tienen nada que ver. Tampoco su genética que le hace superior a muchos. O el plan dietético que le han preparado sus entrenadores. Nada. Es Dios quien ha hecho que ganara todo lo que ha ganado. Por esa regla de tres, que deje de entrenar. Dios ya se encargará de que todas las carreras de 100 metros lisos las corre por debajo de los 9,9 o 9,8 segundos, o que pulverice todos los récords de velocidad habidos y por haber. Que se dedique a descansar y disfrutar de la vida mientras Dios le mantiene en forma.
Por favor, seamos serios. Y que conste que no quiero decir que Dios no exista o se esté tocando la barriga allá donde esté. Tampoco pretendo que se interpreten mis palabras con el ateísmo, pero digo yo que los que estamos aquí abajo también tenemos algo que decir en nuestros éxitos y nuestros fracasos. Hace unos meses finalicé un curso para poder realizar estudios de Grado Medio, sacando la tercera mejor nota de la clase. Digo yo que el hecho de haber atendido en clase, haber estudiado o no haber faltado a ninguna clase aunque en ocasiones no me encontrara del todo bien o simplemente no tuviese demasiadas ganas también tuvo algo que ver ¿no?