Gracias a la vida

Por Alfonsin

«Mami… gracias por quererme» espetó Montse sin que yo me lo esperara mientras le cubría con polvos de talco el cuello tras ponerle la pijama y echarle crema en una pupa.

Tardé algunos segundos en reaccionar porque estaba sorprendida y encantada. ¿Era consciente mi hija de dos años del precioso valor de la gratitud? Desde hace algunos decidimos enseñar a la niña algunos valores importantes como la amabilidad, la cortesía, el agradecimiento. Empezamos, como se hace casi siempre, con el «por favor» y «gracias». La niña suele dar las gracias si le das algo, si la ayudas con sus dibujos, si aceptas jugar con ellas, en fin, las cosas cotidianas.

Pero cuando ayer por la noche me agradeció por quererla casi me voy de espaldas. El aprendiz de padre estaba presente y también vi sorpresa en su mirada. Es increíble las cosas que entienden los niños. Y es increíble también lo mucho que los adultos menospreciamos su inteligencia y su capacidad de absorción de conocimientos.

Mi hija me dio una lección de vida. Otra más de una larga lista que comenzó antes de que naciera. Ahora entiendo que ella sabe mucho de más de lo que aparenta. Conoce los sentimientos, los aprecia, los devuelve y es capaz de mostrarse agradecida ante la muestras de afecto de los demás. Yo simplemente la amo.