Gracias a Salvador Sostres, en nombre de Cecilia Giménez

Publicado el 25 agosto 2012 por Noblejas

Leo y aprecio lo escrito hoy por Salvador Sostres (Cecilia soy yo) en El Mundo acerca del desdichado asunto de Cecilia Giménez y su voluntariosa y malhadada restauración de la imagen del Ecce Homo de la iglesia de su pueblo.

Con ocasión del escándalo farisaico que la prensa y televisión nacionales e internacionales han montado a propósito de este despropósito real, me han venido a la mente sobre todo dos cosas:

-- la imagen bíblica (en el Génesis, 9:20-22) de Noé embriagado y desnudo, de su hijo Cam que llama a sus hermanos para reírse de su padre en esa situación, y de sus hermanos Sem y Jafet que cubrieron la desnudez de Noé con sus ropas sin siquiera mirarla.

-- También me ha venido el recuerdo del libro de Nietzsche "Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es", escrito ya al borde o dentro de la locura, eligiendo a Dionisos en lugar de Cristo y declarándose el primer superhombre.

No pocos de los artículos vistos (y también, como dice Sostres, lo leído en Twitter y Facebook) dan la impresión de que -además de anónimos, pretenden hacer "gracias" tomándose a chacota la imagen del Ecce Homo y de su sentido real con ocasión de tomarse a chacota la buena voluntad de Cecilia Giménez como persona convertida en personaje irrisorio, con casi 400.000 entradas, sólo en la sección de fotografía de Google, cuando hace pocos días no había ni una.

Hay mucho superhombre/mujer nietzcheanos (probablemente incluso sin ser conscientes de ello) circulando por los medios de comunicación. Pero más bien con la cutrez de mamporreros graciosillos que con la presunta y ebria gallardía dionisíaca que para sí quería Nietzsche.

Es de agradecer encontrar en Sostres una consideración por la persona catapultada a ser un personaje ridículo, linchado públicamente en los medios sólo por hacer gracia mostrando el ridículo de la desnudez artística de Cecilia Giménez, es lo que hace pensar en los buenos hijos de Noé, Sem y Jafet, en vez de lo perpetrado por su hermano Cam.

Gracias, Salvador, por tomarte la molestia de escribir estas líneas:


Me gustaría conocer el nombre y apellido de los cobardes de Twitter y de otras redes sociales que se apuntan a cada linchamiento, a cada broma fácil, siempre en el tono más vulgar y exhibiendo sin rubor la más lastimosa de las mediocridades. Me gustaría saber a qué se dedican y cómo son sus vidas. 

Su última víctima ha sido la señora Cecilia Giménez, zaragozana, que ha intentado restaurar por su cuenta y sin demasiado acierto el 'Ecce Homo', una pintura de finales del siglo XIX. La señora Cecilia, de buena fe y a partir de sus conocimientos pictóricos, intentó corregir el desgaste con que el tiempo había dañado a la obra. Ella afirma que no le han dejado terminar su proyecto, pero todo parece indicar que a pesar de la buena intención, el resultado no es ni habría sido el deseable.

Bien, seguramente la señora Cecilia se ha equivocado y, seguramente también los mecanismos de seguridad del santuario donde se encuentra la obra no han acabado de funcionar.

Pero el linchamiento del que ha sido objeto esta señora ha sido una exhibición más de la peor España, de cómo los cobardes y los miserables se aprovechan de la impunidad y del anonimato de las redes sociales para atreverse siempre con el más indefenso y del más débil. Señora Cecilia: Dios la quiere más de lo que usted cree y el Cielo guarda siempre un lugar para los que con buena voluntad intentan mejorar el  mundo aunque a veces yerren.

No sé qué piensan de sus bromitas y de su crueldad estos twitteros tan valientes ahora que han conseguido que una señora de más de 80 años de edad tenga que guardar cama por culpa del ataque de ansiedad que le han provocado.

Me gustaría conocer la vida de estos cobardes, saber qué han intentado mejorar, o qué cosas han intentado hacer por los demás o en beneficio de la comunidad. Me gustaría tener un informe detallado acerca de su honradez y de su integridad, algún indicativo de su sentido del honor y de la generosidad.

Estoy convencido de que obtendría material para poder escribir cientos de tweets graciocísimos el resto de mis días. Y todos los firmaría, como todo lo que escribo, y por todos daría la cara y de nadie ni de nada me escondería.

Me parece vergonzoso lo que se le ha hecho a la señora Cecilia. Yo soy Cecilia, por todas las veces que he intentado arreglar algo y lo he estropeado, por todos los momentos en que queriéndome alzar nada he alcanzado, por todas las buenas ideas con que he hecho el ridículo y he fracasado. Cecilia soy yo y me gustan las personas como ella, con su ternura y su bondad.

Cecilia es una de los nuestros, una que ha tenido el mérito y el valor de haberlo intentado, aunque haya caído en desgracia y la turba se haya reído de ella y la haya humillado. No sufras más, Cecilia, no tengas miedo. Tuyo será el Reino de los Cielos.