Gracias hart, gracias tavi (el mundo es suyo)

El mundo avanza gracias a los genios y sus genialidades, a los locos y sus locuras, a los visionarios. Nunca por las guerras, la autoridad, la religión: habría Cinquecento sin Papa pero no sin Michelangelo o Da Vinci; la guerra sólo trae hambre y muerte, y luego vuelta a empezar: lo de la reconstrucción de los países y civilizaciones tras las bombas es la gran coartada de los políticos. Uno de los más importantes iluminados de las últimas décadas ha sido Michael Stern Hart, natural de Tacoma, Washington, que en 1971, mientras cursaba los estudios universitarios, decidió digitalizar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América y hacer que cualquiera pudiese tener acceso libre y gratuito a ella. Cualquiera con un ordenador y una conexión telefónica: pocos entonces, casi todos hoy. Después vendrían la Biblia, Ilíada y Odisea, Shakespeare y Mark Twain, hasta llegar a los 313 documentos transcritos por el propio Hart. Hoy, esa biblioteca, que bautizó como Project Gutenberg, cuenta con más de 36.000 títulos y cualquiera de nosotros, en cualquier lugar del mundo, puede acceder al fichero deseado, descargarlo, leerlo, utilizarlo. Michael S. Hart había previsto que la mayor biblioteca del mundo serían ceros y unos en el aire, y siempre creyó y defendió que la cultura, la información, el conocimiento eran patrimonio universal, que el poder había de ser universal y gratuito.
El pasado martes falleció en su casa de Urbana, Illinois, Michael S. Hart. Durante los últimos cuarenta años de su vida se dedicó a la sociedad no lucrativa que siempre fue Projecto Gutenberg, su ilusión, y gracias a los sofisticados, pero sencillos en el manejo, escáneres ya no había que teclear palabra tras palabra, signos ortográficos de por medio: bastaba con revisar, corregir y ubicar en la colección el documento que iba a ser puesto a nuestra disposición. Así, en diferentes lenguas, cientos de títulos aunados con el lema "Cortemos los barrotes de la ignorancia y el analfabetismo" y bajo la protección de un nombre que rendía homenaje al inventor de la imprenta de tipos móviles, textos de dominio público, con derechos de autor expirados o cedidos por sus autores, se habían convertido en ebooks y audiobooks listos para saciar al más inquieto. Cuán distinto al ruin copión que, vulgarizando el rico español que empleó D. Félix Lope de Vega y Carpio para desarrollar su Fuenteovejuna hace 4 siglos y bajo la excusa de la divulgación entre las juventudes, pide las monedas de la fechoría amparada por la SGAE; al librero que viendo como el director más afamado de su país, Pedro Almodóvar, basa su nueva realización, La piel que habito, en un texto de menos de a 5 euros el ejemplar, Tarántula, del francés Thierry Jonquet, decide reeditarla con un aumento en el precio de más del 140% (la obra fue publicada originalmente en 1984 y Jonquet falleció en el verano de 2009: ¿quién gana aquí?).
Y mientras aquí nos fijamos en lo que cobran sus señorías -no estaría de más saber sus cuentas con carácter retroactivo, digamos un lustro, por eso de poderlas contrastar con los documentos almacenados en Hacienda, ministerio que debería ser de todos y para todos-, en las cifras del turismo -¡4 millones en la primera mitad de 2011!-, permanecemos ignorantes al revuelo organizado por la Autoridad de Transporte de Bay Area (BART) en San Francisco, cuando un agente de esa división disparó a quemarropa, dándole muerte en el acto, al supuesto delincuente Charles Blair Hill, que ya se encontraba reducido y tumbado en el suelo -la noticia es de julio, y casi nadie parece conocerla, y los culpables parecen ser los usuarios de la red que grabaron con sus cámaras el asesinato-, como si lo que no roza nuestra piel no fuese con nosotros, mientras tanto, los soñadores siguen en sus nubes. Como la joven Tavi Gevinson nacida en Chicago hace 15 primaveras, American fashion blogger creadora de Style Rookie con 11 añitos, página de moda y tendencias de amplio seguimiento, portada de publicaciones rompedoras como Love o Pop, invitada de primera fila a más de cuatro desfiles de alta costura y confidente de Rei Kawakubo, la diseñadora fundadora de la firma Comme des garçons, Tavi Gevinson, que ha decidido crear su propia revista, Rookie Mag, online pero con previsión de recopilaciones semestrales en los quioscos. Y todo ello no doblegándose a las exigencias de los mayores, como la lista editora Jane Pratt que le tendía una mano con demasiadas arrugas ( Jane nació a finales de 1962: como se puede observar, compañeras de generación). Una criatura esta tavi llena de orgullo e ideas: actualizará Rookie Mag, website for teenage girls, -huelga decir que su inglés- tres veces al día, cinco veces a la semana y en su cabecera encuentran su lugar un beso de la era punk, las gemelas Roselle fotografiadas por Diane Arbus, el número de National Geographic dedicado a Chile al mes siguiente al golpe de estado de 1973 y la cubierta del libro abortista Your body is a battleground –me has hecho sudar para reconocer todo esto, pequeña-.
El mundo es suyo. De filántropos o empresarios que no pierden la ilusión, el sueño, la vista. De gentes como Michael S. Hart o Tavi. Suyo y para todos nosotros. Gracias es desearles poco.
Tavi Gevinson