oy es uno de esos días en los que mucha gente pasa desapercibida.
Mientras las tiendas colapsan ante las compras de último minuto, las peluquerías dan número como si se fuera a comprar pescado y los hornos trabajan a todo tren, parece que todo fuera diferente. Y aunque para muchos lo es, para otros pasa como si se tratara de un día más. La diferencia está en que muy pocos lo notan.
Detrás de la algarabía, los zapatos, los regalos, las uvas, el brindis, la moneda de la suerte, la maleta lista, la nostalgia, los buenos propósitos, la cena, el alcohol, los cohetes, las sonrisas y las lágrimas, hay millones de personas trabajando para que otros puedan disfrutar de la llegada de un nuevo año.
Operadores del teléfono de emergencias, auxiliares de vuelo, pilotos, agentes de facturación, maleteros, controladores aéreos, policías, bomberos, médicos, enfermeros, camilleros, paramédicos, conductores de autobús y metro, camareros, obreros, farmaceutas, vigilantes, recepcionistas, botones, taxistas, cocineros, ayudantes de todo tipo, camarógrafos, barrenderos, agentes de peaje, animadores… Algunos le sonríen a la radio que resuena en una caseta de vigilancia, otros comparten el momento con compañeros de trabajo, y otros están tan ocupados que ni siquiera notan el repicar de las campanas. A pesar de todo, alrededor del mundo millones de hombres y mujeres en lugar de inventarse excusas para faltar estarán lejos de sus casas cumpliendo con la responsabilidad de hacer su trabajo lo mejor posible para que el resto del mundo pueda festejar.
Así que esta noche o mañana cuando cada uno se dirija al lugar que ha escogido para recibir el año nuevo, que no olvide agradecer por lo menos con una sonrisa a cualquiera de esas personas que están trabajando para que esta noche sea una fiesta. Y si cada uno recuerda hacerlo con todos cada día, mejor.
¡Feliz Año!
Imagen:
Ivory Escapes