Desde el siglo XVI que el lápiz es lo que es, una herramienta casi perfecta e insustituible en plena era digital. En lo personal, el olor a grafito activa mi creatividad y me incita al dibujo, o mejor dicho, al garabato.
Y cuando hablamos de lápices, hablamos de Faber-Castell. Graf von Faber-Castell creó, en plena era digital, el “Perfect Pencil”, un lápiz de grafito fabricado con cedro californiano, acompañado por dos capuchones (uno para cada extremo) realizados en plata o platino que además incorpora un imprescindible sacapuntas.
Esta versión del lápiz definitivo, camina por senderos exclusivos. Su precio: 260 dólares.
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