Grahamstown; Del paraíso al desierto en una semana...

Pablito haciendo equilibrio para terminar con las exposiciones y el año...

En Sudáfrica y especialmente en Grahamstown, el período lectivo no termina a mitad de Diciembre, sino que con suerte, y sólo para unos pocos, concluye a finales de Noviembre. El resto de los estudiantes empiezan a evacuar el town a mediados de Noviembre, llevándose consigo no solamente su hermosura y frescura, sino también lo que podríamos denominar el alma y la razón de ser de este maravilloso y pomposo enclave sudafricano: su “juventud”.
A cambio de la pérdida de la juventud, casi como una redundante metáfora de la vida, aparece la tranquilidad, la época de descanso, el espacio para la reflexión, la quietud que emanan las mismas calles que hace una semana atrás no paraban de destilar endorfinas, y que ahora se vuelven a hacer presentes en la realidad de largas caminatas, en las cuales se puede percibir qué parte se llevó cada quién y porqué ese sentimiento de soledad que adorna los pasos se siente tan extraño y tan vacío, y a su vez, tan reconfortante y tan necesario.

El paraíso y el desierto de alguna manera se complementan y estando en uno, suele suceder que se extraña al otro. En todo caso los dos dejan espacios claros para diferentes estadíos del alma; en el primero se disfruta y se explota, en el segundo se reflexiona y se implosiona. Entonces estoy yendo de atrás para adelante, porque estas son las boludeces que pensaba después de fumarme uno y salir a caminar por un pueblo al que podría declarar con una espada de plástico como propio, ya que no había literalmente nadie, y por ende, ni con espada de plástico, ni con una machine gun última generación, había alguien con quien batirse.

Antes de estas fumatas pretenciosas, existieron otras extasiosas, que adornaron un sinfín de eventos mayúsculos con los que estos tremendos pendejos le pusieron un sello de oro a un año para el eterno recuerdo. Para dos eventos se prepara la ciudad durante el año; el primero ya lo relatamos y es el Festival de Arte de Grahamstown, y el segundo y no menos importante, es la finalización del año lectivo. Dos semanas en las que se condensan, se plasman y se exhiben todo el bagaje de delirios y genialidades con las que los chicos se entretuvieron durante el año.

Grahamstown; Del paraíso al desierto en una semana...

Somnambulance by Denys Dixie

Whitney con su calavera de botellas de agua...

Dissonance by Minke Wasserman...

Entonces en el contexto de evaluación docente, la ciudad se viste de gala nuevamente y todas las casas y entidades culturales tales como museos, oficinas, centros burocráticos, teatros y edificios tradicionales se transforman en anfitriones de un evento en el que participa toda la ciudad. Además de lo estrictamente académico, que abarca un sinfín de eventos artísticos en todos los rubros, todos los antros nocturnos, todas las bandas de música y todos los recursos y esfuerzos de la ciudad, se fusionan para ponerle el mejor sello posible al año que se va.
Es una época en que sería un buen negocio vender agendas, o al menos ayuda memorias, de la cantidad de pelotudeces que suceden en un perímetro de no más de dos kilómetros cuadrados a toda hora. Es una época de alegría, de gente que se hace caritas en la calle, de esos momentos que el tipo o la minita que jamás te devolvió una sonrisa o una mirada, seguro se va a detener a saludarte y a preguntarte como estas y qué pensás hacer a la noche.

Clean/In Vain by Leora...

Dominic y Ruth cerrando el año en el Arts Lounge...

De esos momentos en que se siente el trabajo en conjunto de un montón de personas que bien podríamos afirmar es casi la totalidad del pueblo. Hasta nosotros mismos nos vimos envueltos en algunos eventos con responsabilidades específicas y “serias”. Toda ayuda es valorada, todo esfuerzo recompensado, y en definitiva y por algún motivo y tácito acuerdo que maneja la ciudad en cada una de sus estructuras e instituciones, todos intentan de acuerdo a sus posibilidades, que las cosas salgan lo mejor posible.
Como siempre un privilegio haber participado y sentirnos parte de tan relevante evento. Es un honor ser parte de Grahamstown y para decorar este pequeño relato les dejamos unas imágenes y un repaso de lo que a nuestro parecer fue lo más interesante... Un poco de suspensión de cuerpos, un poco de música con “SunshiP”, un poco de proyecciones, un poco de cuadros, un poco de teatro y algunas de las caras más relevantes de este cierre y redondeo de un provechoso ciclo lectivo.

Strato rompiendola en el Grotto...

SunShip a full...

Suspension Lecture...

Hasta la próxima cuando las campanas anuncien que están llegando directamente de distintas partes del mundo un montón de amigos para pasar un fin de año a todo culo... Que sean muy felices y que coman perdices... Salud!
Un agradecimiento especial a nuestra amiga, compañera y hada madrina Rat quien cocinó una de las mejores cenas de navidad ever... Ese jamón asado, ese pollo, esas papas, esas ensaladas y ese mousse de chocolate repercutirán en nuestro paladar y en nuestro corazón por siempre...