Ubicado junto al Gran Salón del Pueblo, cerca de la Ciudad Prohibida, desde el primer momento, no fue la opción más popular, ya que hay quienes piensan que el diseño general es demasiado moderno, para ese emplazamiento. A lo que Paul Andreu—diseñador de la obra—, contestó que a pesar de que en China existe un sentimiento especial hacia la arquitectura tradicional, Pekín debe incluir diseños de arquitectura modernos, como capital del país y una ciudad de gran importancia internacionalmente. Paul Andreu, tuvo mucho cuidado para que su diseño, con su amplia superficie, agua, árboles y otros elementos fuese complemento de las paredes rojas de los antiguos edificios y del Gran Salón del Pueblo, fundiéndose con los alrededores. A pesar de lo cual, sigue habiendo ciudadanos que creen que el contraste es demasiado grande.
El exterior del teatro es una cúpula, realizada en titanio y cristal, rodeada, en su totalidad, por un lago artificial. Por lo que da la imagen de ser un huevo flotando en el agua. Se accede al edificio después de caminar a través de un vestíbulo que discurre por debajo del lago. Fue diseñado como un ícono, algo que fuese inmediatamente reconocible. Al terminarse la construcción, el costo total se había incrementado en casi un 24%, hasta los 3 200 000 yuanes. Siendo el mayor incremento causado por la parada de las obras y el retraso para la reevaluación y los pequeños cambios subsiguientes, una vez que la terminal 2E del aeropuerto de París, Charles de Gaulle, obra del mismo arquitecto, se derrumbase parcialmente el 23 de mayo de 2004. El costo ha sido un foco de controversia porque mucha gente pensó que era casi imposible recuperar la inversión. Para su funcionamiento, el 60% del coste de la operación se subvenciona entre el gobierno central y el gobierno municipal de Pekín.
Ramón Martín