Gran Vía de Olano

Publicado el 15 enero 2011 por Cronicasbarbaras

Una de las glorias vivas del periodismo español se llama Antonio D. Olano. Aunque su maestro fuera el apacible Borobó, pertenece a la categoría de grandes reporteros como De la Quadra Salcedo, Felipe Mellizo, o el Arturo Pérez-Reverte que empezaba en la escuela del diario Pueblo, aire fresco al final de la dictadura.

Olano sigue escribiendo, pero más libros que en periódicos, dando tumbos más sobre Madrid y su fascinante Gran Vía que sobre las guerras de Vietnam, las africanas o las guerrillas latinoamericanas, como antes.

Sus ojos descubren las trastiendas, lo oculto de las cosas. Comprobó que el Ché Guevara, como todo revolucionario, quería ser burgués, y le consiguió en una corta visita a Madrid que le abrieran sólo para sus compras, en momentos intempestivos, las Galerías Preciados de entonces, a dos pasos de la Gran Vía.

Gran Vía. Reino de Perico Chicote, en cuya coctelería reunía a los poderosos --aristócratas, artistas de Hollywood y toreros--con sofisticadas damas de gustos y costosas demandas.

En sus correrías por el mundo este periodista de brillante y perspicaz escritura se hizo amigo de antifranquistas como Picasso, Dalí, Buñuel, y de franquistas como el yernísimo Villaverde, Manuel Fraga, Samaranch…, sin olvidar a Fidel Castro y el Ché, tan apreciados por Franco, un aspecto poco conocido de estos personajes.

Y en el mundo farandulero de los Dominguín-Bosé, Ava Garner, Marlene Dietrich, Greta Garbo, Marlon Brando y tantos otros. Mezcle usted todo esto con su prosa rica y descriptiva, júntelo con que se cumple el centenario de la Gran Vía, por la que Olano es caminante perpetuo.

Y leerá entonces su último libro, “La Gran Vía se ríe” (Visión), con la historia real, divertida y canalla de la calle más famosa de España.