La Metro-Goldwyn-Mayer estaba considerada en el periodo de entre guerras la mejor creadora de películas, la productora que sabía ensamblar obras de calidad y que a la vez fueran éxitos de taquilla. 'Grand Hotel' es la máxima expresión de este hecho: el film está basado en una novela de prestigio de la austríaca Vicky Baum, el director Edmund Gouldind tenía fama de ser un gran director de actores, un quinteto protagonista capaz de protagonizar cada uno por separado películas de éxito, un decorador estrella, Cedric Gibbons, que recrearía en los estudios de la Metro el Grand Hotel de Berlín casi a la perfección y un productor, Irving G. Thalberg, considerado el gran cineasta de su tiempo. Con todos estos elementos, cada uno en su apartado lo mejorcito del cine de la época, no podía salir otra cosa que una gran película, en principio. Pero el resultado, espectacular para la época, hoy no se mantiene igual.
Hay muchas cosas que están muy bien en la película, como el reparto, los decorados, la escena inicial, en la que en un minuto y medio a través de conversaciones telefónicas ya se nos ha presentado a todos los personajes y sus intenciones (excepto a Greta Garbo, que no aparece, para crear expectativa, hasta los veinte minutos de metraje), la iluminación de ese blanco y negro tan brusco... pero es una película con ciertos aspectos que, visto hoy en día, chirrían como un tren en frenado de emergencia. Rodada en el año 1931, el cine sonoro tenía únicamente cuatro años de existencia, y quizá no sabían muy bien aún como explicar según qué situaciones. Con lo que los diálogos se ven forzados, las interpretaciones demasiado amaneradas por la corta distancia desde el cine mudo, el sonido ambiente se come en ocasiones las frases de los personajes y, todo hay que decirlo, la obra de Baum, bastante más enrevesada, no lo pone fàcil.
- La película ganó un único Oscar, pero fue nada más y nada menos que el de mejor película, sin haber estado nominada en ninguna otra categoría. Un caso único.
- Greta Garbo, en las escenas con John Barrymore a solas, hacía poner una cortina entre ellos y el equipo para poder creer que estaban solos. También exigía en esas escenas luz frontal.
- Después de esta película, todos los films con diversas historias entrecruzadas se decía que usaban el "estilo Grand Hotel".
- Las entradas del estreno se vendieron a 1.50 dólares, un precio desorbitado para la época, en que el precio habitual estaba alrededor de los 35 centavos. Como si hoy un estreno costara unos 35€.
- En el estreno, se prometió una actuación de Greta Garbo, pero esta no apareció y Wallace Beery salió travestido imitando los gestos grandilocuentes de la actriz sueca y diciendo su frase más repetida de la película "I want to be alone". El público le abucheó.
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