Del clásico al country pasando por la cítara.
Hace unas semanas mi compañero Julen subsanó en esta entrada una de las principales carencias de La Palomita Mecánica ofreciéndonos una muestra estupendamente seleccionada de bandas sonoras clásicas. 4 partituras que ya forman parte de la historia del cine y que lejos de servir como mero acompañamiento logran una identidad propia más allá de la película en la que aparecían.
Hoy es mi turno y aunque quizás mis opciones no sean tan épicas como las de mi colega las considero igualmente imprescindibles a la hora de hacer un repaso por la pistas de audio imperecederas del séptimo arte. Espero que las disfrutéis.
El Bosque de James Newton Howard
La cinta de Shyamalan está lejos de ser perfecta principalmente debido a una campaña promocional engañosa y a diversos errores de montaje. Serios problemas que pasaban a un segundo plano cuando este monstruo de la composición que es James Newton Howard entraba en escena. Podría haber escogido cualquiera de las partituras que Howard ha realizado para el director hindú pero esta pieza -que obtuvo su correspondiente nominación al Oscar- es el mejor ejemplo de que la música clásica está lejos de envejecer.
Además, independientemente de que esta partitura sea una obra de arte por sí misma nos encontramos ante la mejor sincronía entre imágenes y sonido del cine moderno. No quiero ni pensar qué hubiera sido de la cinta -y de la carrera en general- de Shyamalan de no contar con Howard a la batuta.
Requiem por un sueño de Clint Mansell.
Utilizada en cientos de trailers y en miles de cortos amateur esta composición del inglés Clint Mansell fue injustamente olvidada en su momento para convertirse años después en una de las canciones instrumentales más populares de nuestro tiempo. Si la cinta de Aronofsky ya era capaz de helarnos la sangre debido a su crudeza sin miramientos gracias a esta partitura se convirtió en un clásico instantáneo.
Mansell y Aronofsky volvieron a colaborar en la polémica The Fountain con un resultado bastante inferior por ambas partes. Aunque ya haremos algún día una "polémica de la redacción" al respecto ya que no recuerdo una cinta que haya generado más debates entre nuestro redactor Julen y un servidor.
El Tercer Hombre de Anton Karas.
Este tema tan pegadizo no sólo ayudo a que la cinta de Carol Reed fuera uno de los mayores éxitos de los años 40 sino que además fue una de las primeras bandas sonoras de la historia que se convirtieron en Best-Sellers. Curiosamente Reed conoció a Karas en las calles de Viena mientras buscaba localizaciones para la cinta y tras oírle interpretar su cítara no dudó en ofrecerle el trabajo. Una melodía sin orquestación que tomaba su nombre del personaje de Orson Welles, Harry Lime.
O brother! de T- Bone Burnett.
7 discos de platino, varios grammys y una cifra cercana a los 10 millones de copias vendidas son el aval de una de las bandas sonoras más populares del siglo XXI. La mezcla de Country, Gospel y Blue Grass caló hondo en el corazón del público estadounidense elevando el éxito del disco más allá del de una de las películas más divertidas de los Coen.
Su compositor es el último ganador del Oscar a la mejor canción por Corazón Rebelde, T-Bone Burnett, una de las mayores instituciones en cuanto a country se refiere que para esta ocasión realizó una selección y actualización de clásicos del género que se remontan a los años 20. No me digáis que no dan ganas de comprarse unos tejanos y un sombrero de paja.
Y hasta aquí hemos llegado en esta segunda entrega de las Grandes BSO de La Palomita. No dudéis en dejarnos vuestras recomendaciones musicales en los comentarios de esta entrada.