Grandes disgustos con Grandes discos (Parte 4 de 4)

Publicado el 25 septiembre 2014 por Mims
Rescato esta serie para animar un poco el patio a base de mala uva. Como ya se insistió en ocasiones anteriores, estas reseñas a discos con los que no congeniamos tiene un punto de atrevimiento y muchos puntos de realidad. Por eso, avisamos antes: lo que a continuación van a leer puede herir su sensibilidad en función de si les gusta o no cada disco. Simplemente responden al gusto particular de quien escribe y solo se desprende de ello la noble intención de abrir un debate. El prestigio como grandes discos, ya lo tienen y yo, simple mortal, no se lo voy a quitar. Faltaría mas.
Muse - Absolution (2003).

En este caso concreto, confieso que escondo mucha bilis dentro de mi. Por lo tanto no voy a ser muy objetivo. No soporto a Muse y su música. Y no lo digo a bote pronto fruto de un calentón, sino con cierto conocimiento de causa. Los he visto dos veces en directo y todavía no me he recuperado de semejante dosis de ampulosidad, pretenciosidad y vacío. Absolution pasa por ser considerado su mejor disco. Lo tengo en casa (comprado hace unos años mal que me pese) y en su día lo escuché a regañadientes de forma constante para encontrar ese sonido tan especial que decían que tenían los británicos. Lo que para mi si que tienen es bastante cara y lo que no es talento. No piensan así los miles de personas que llenan los estadios donde actúan, claro. Igual el equivocado soy yo. Supongo que algún día se les explotará el globo de ego en el que se hayan subidos y acabaran por darse la gran ostia (con perdón). En cualquier caso, no puedo con ellos. Se nota, verdad?

Beck - Odelay (1996).

Un disco al que he dado multitud de escuchas, pero que no acabo de verle su calidad, que seguro que la tiene. De Beck me quedo con el maravilloso Sea Change de 2002, pero Odelay (considerado por muchos, uno de los mejores discos de los años noventa) creo que no está hecho para mi. Demasiados claro-oscuros, demasiada retórica sonora, demasiados estilos indefinidos... Cada vez que lo escucho intento concentrarme en él pero no consigo dar con la tecla. Admiro a Beck y creo que es un compositor inteligente, currante y atrevido y queramos o no ha inventado un universo propio y un estilo muy reconocible. Pero Odelay, no es lo mío. Quizás en otra vida pueda encontrarle su punto.

Pulp - Different Class (1995).
Lo comentado para Muse un poco mas arriba podría extrapolarlo a este grupo escocés. Adquirí este album arrastrado por la ola del Come On People y del BritPop, ya que por entonces discos como ParkLife, Dog Man Star o Definitely Maybe me habían impactado mucho, pero en contra de la opinión generalizada, este Different Class no me dijo nada. Intento abstraerme del personaje insufrible de Jarvis Cocker, pero ni con esas. En muchos sitios he leído que este es el gran disco de aquello que se llamó Brit Pop, pero yo siento no compartir esa percepción, a pesar del indudable gancho del tema comentado y de la moda que entonces imperaba. Lo siento, pero paso.
Tommy - The Who (1969).

Y bueno, llegamos a Tommy. Uno de los discos mas decepcionantes de mi vida. Descubrí la música de The Who gracias a discos tan memorables como Who´s Next y Quadrophenia, de los que estuve muy colgado durante mucho tiempo. A sabiendas que existía otra obra maestra en su discográfica (Tommy) me tomé con calma la primera escucha por aquello de album conceptual, la historia que cuenta y bla bla bla. Esa primera escucha no pudo ser mas decepcionante. Y las intentonas posteriores tampoco me descubrieron ese gran album que leía y oía comentar que era. Irremediablemente le dí carpetazo hace ya unos años y lo dí por imposible. Conozco a mucha gente que le fascina este album, pero yo soy de los que piensan que quizás es uno de los discos mas sobrevalorados de su época. Los mejores Who, para mi gusto, vinieron justo después.