Se trata de una visera para que al niño no le caiga jabón en la cara durante el baño.
El otro día hablábamos en casa de cómo han cambiado las cosas respecto a cuando nosotros éramos pequeños. En “nuestros tiempos” si se pedía un día por ahí una Coca-Cola había que compartirla, y el día que mi abuelo me daba un culín de gaseosa era un festival; la carta a los Reyes Magos estaba bien limitadita y como estos, un montón de ejemplos. Hoy no es así, y nos planteábamos si todo es por cómo somos los padres, o más bien por cómo es la sociedad en la que vivimos, tan consumista y de la que difícilmente podemos o sabemos escapar. Para muestra, un botón.
Cuando vamos a tener un bebé es increíble la cantidad de artilugios que pueden vendernos si nos dejamos, totalmente prescindibles y algunos de ellos totalmente inútiles.
Hace un par de días nos preguntó una futura mamá, que va a serlo por primera vez, si es realmente necesario comprar un humidificador para la habitación del bebé. ¿Un humidificador? ¿Necesario? En este caso se trata de algo que ni tenemos ni nos planteamos nunca comprar, pero a ella alguien le había dicho que es muy necesario. Y como esto tantísimas otras cosas.
Como cosas necesarias para mí, a parte de la cuna y el cochecito, estarían el cambiador (para no dejarme los riñones) y el esterilizador de biberones si se da lactancia mixta o artificial los primeros meses. Toooooooodo el resto son cosas sin las que podemos pasar.
Ejemplos: calienta-biberones. Nosotros lo hicimos siempre metiéndolos en una taza con agua bien caliente, al baño maría. Hamaquita o manta de juegos, cualquier otra cosa puede hacer la misma función, sobre todo cuando son bebés y no se mueven del sitio. Proyector: lo tenemos y me pregunto para qué. Andador: el Chiquinini se lo pasa mejor con él ahora poniéndolo en modo “moto” que en su día, que en todo caso le hacían gracia las luces y poco más, prefería campar él solito a sus anchas. Parque: creo que lo hemos usado 10 minutos al día durante dos o tres meses, en el período en que empezaba a andar y le dejábamos allí un ratín mientras nos vestiámos por ejemplo, para que no se descalabrase mientras no le supervisábamos.
A parte de las cosas que entran ya de algún modo en lo “normal”, hay otros muchos inventos que son ya para nota. Como la viserita de la foto, o este otro por ejemplo ( cojín antivuelco).Con hojear un catálogo de puericultura nos encontramos cientos de inventos, que oye, por otro lado tiene su gracia que a alguien se le hayan ocurrido.
Conclusión, podemos llenar la casa de trastos y en unas semanas o meses estarán todos precisamente en su sitio, el trastero.