15 agosto 2013 por cuinpar
“El amor todo lo puede”. “La verdadera amistad supera todas las pruebas”. Nos oímos todas esas canciones y nos vimos todas esas películas y ahí andamos, creyendo que al amor y la amistad, si son verdaderos, son como Hércules y se nos va en ponerles pruebas y misiones suicidas y para colmo les exigimos que salgan victoriosos. Pero por ahí que de alguna de esas misiones vuelven derrotados. Entonces, inmediatamente los degradamos al no-amor, a la no-amistad: no eran verdaderos si no pudieron soportar ese pequeño traspiés. Claro que ese pequeño traspiés era grande como el Gran Cañón del Colorado y en el fondo tenía cocodrilos y caimanes y pirañas, pero qué importa. Fallaron.
Es mentira que todo lo pueden, zoquetes. No tienen chalecos antibalas, ni súper poderes, ni unos padrinos mágicos, ni un Doraemon con bolsillo; no respiran bajo el agua, si los dejo caer se rompen y si los golpeo es bastante probable que palmen de un traumatismo craneoencefálico o que se queden tullidos o amnésicos, o vegetales de por vida, que no sé qué es peor. Mentían los boleros, mentían las baladas, mentían las películas de los fines de semana: sus argumentos resultan muy buenos y confortantes en la teoría, pero en la práctica hacen agua por todos lados. Mentirísima todo.
El amor y la amistad son cosas frágiles que hay tratar con cuidado (Cuídalo / que es mi corazón / no un reloj / lo que tienes entre las manos) y que a veces mueren. Casi nunca resucitan.
Mentira (blogs.los40.com)