Mozart abría velada con su Serenata nº 6 en re mayor, K. 239 "Serenata nocturna" (1776), música de baile, que no molesta, rememorando los efectos buscados entre un cuarteto solista protagonista (con la citada Meliskova, Corpus, Moros y Mijno en estado de gracia) y el "grueso" donde los timbales en el centro ponían el cimiento de esta joya casi de juguete. El Maestro siempre pulcro, adelantándose lo necesario para recordar el matiz exacto, el tiempo que va también "in crescendo", dejando al cuarteto disfrutar y contagiar al resto. Toda una lección de música la Marcha: Maestoso, el imaginativo Minueto y sobre todo el Rondó: Allegretto - Adagio - Allegro dibujado como haría un orfebre sin levantar la mano, contraste barroco hecho clásico por el genio de Salzburgo.
Mozart abría velada con su Serenata nº 6 en re mayor, K. 239 "Serenata nocturna" (1776), música de baile, que no molesta, rememorando los efectos buscados entre un cuarteto solista protagonista (con la citada Meliskova, Corpus, Moros y Mijno en estado de gracia) y el "grueso" donde los timbales en el centro ponían el cimiento de esta joya casi de juguete. El Maestro siempre pulcro, adelantándose lo necesario para recordar el matiz exacto, el tiempo que va también "in crescendo", dejando al cuarteto disfrutar y contagiar al resto. Toda una lección de música la Marcha: Maestoso, el imaginativo Minueto y sobre todo el Rondó: Allegretto - Adagio - Allegro dibujado como haría un orfebre sin levantar la mano, contraste barroco hecho clásico por el genio de Salzburgo.