Raymundo Corona, un agricultor de México, se ha ido a construir una pirámide azteca de 22 pies en el desierto, a 74 km de la frontera México-Estados Unidos. Cuando la gente le preguntó por qué construir una pirámide en el desierto, dijo que simplemente estaba siguiendo las instrucciones de un extraterrestre que le visitó hace tres décadas.
En declaraciones a un periódico local, Corona describió al extraterrestre como un hombre alto con ojos de color miel y pelo blanco, con el nombre de Herulayka. Aparentemente vino de un planeta llamado Nefilin, que Corona dice es 20 veces el tamaño de la Tierra y se encuentra en la constelación de Orión.
El agricultor mexicano agregó que Herulayka le advirtió que sería tomado por un borracho o un drogadicto si alguna vez construyera la pirámide, pero su convicción era tan fuerte que lo siguió y lo hizo de todos modos. Realmente cree que el extraterrestre le hizo una visita en 1984, cuando tenía 33 años. Su esposa estaba embarazada en ese momento y estaba a punto de dar a luz a su niña cuando vio por primera vez al hombre extraño en sus sueños.
Unas noches más tarde, oyó un golpe en su puerta y resultó ser el mismo hombre. Corona estaba asustado y salió corriendo, pero recuperó la compostura y volvió a casa. Pensó que la extraña figura podía ser un Dios, pero el hombre, percibiendo sus pensamientos, dijo: "No soy un Dios, soy un hombre como tú, tengo la misma importancia que tú"."Me dijo que vino de la constelación de Orión, desde un lugar llamado Nefilin, que es un lugar 20 veces más grande que la Tierra, donde la gente es similar a los seres humanos", añadió. "Era un hombre alto con ojos color miel y cabello blanco hasta el suelo. Estaba descalzo y llevaba una túnica atada con una cuerda.
El hombre supuestamente advirtió a Corona que la construcción del templo no sería fácil, diciéndole: "Mucha gente se reirá de usted, difamará y dirá que fue un acto de locura o algo que hizo durante un acto de locura o un adicto a las drogas ". El extraterrestre también dijo que los seres humanos estaban destruyendo su propio planeta y necesitaba cuidar de él como un niño.
Construir un templo en forma de pirámide no era una tarea fácil, especialmente para Corona, que sólo había estudiado hasta el sexto grado. Tuvo que hacer varios cálculos matemáticos que estaban más allá de su entendimiento, y hasta el día de hoy, no tiene ni idea de cómo logró hacerlo. Simplemente cree que el conocimiento estaba incrustado en su sistema genético, esperando que accediera a él.
La Vanguardia