La agencia de detectives Aspic formada por Flora y Hugo recibe por fin su primer encargo, descubrir el paradero de un espectro desaparecido, el alma de un indio. Para ello se adentrarán en una feria llena de seres extravagantes como mujeres barbudas, forzudos o domadores, vampiros y hermanos siameses. De esta forma, Thierry Gloris y Jacques Lamontagne reemprenden la historia de los detectives más atípicos del siglo XIX francés, en un tomo que recopila los números 3 y 4 de la serie en su publicación original.
Si el primer volumen me gustó mucho, este segundo no hace más que confirmar mis sospechas de que esta serie de misterio y fantasía de lo más detectivesca es ideal para mí. Resulta fabuloso ver como los autores han sido capaz de hacer crecer y madurar a la pareja protagonista, Hugo y Flora, un dúo que tiene una química inigualable. Ayuda también en este volumen el nuevo escenario, una rocambolesca feria ambulante llena de los típicos monstruos que conocemos, como la mujer barbuda o el hombre forzudo. Lo mejor de todo es como los autores trazan una trama paralela con el detective Dupin, terminando por aunar los dos casos en unas páginas finales donde no sabes como va a terminar.
Otra cosa que me fascina de estos cómics es la cantidad de referencias a otras historias que se introducen. Por ejemplo, en este volumen con la aparición de los vampiros tendremos la presencia de Bram Stoker, o el villano principal tomara el nombre de un actor que encarno al mismísimo Drácula. Aspic me resultan unos cómics muyentretenidos e interesantes, en los que siempre te atrapa cada página, que rebosan divertimento en cada viñeta y que tiene multitud de semillas escondidas para el lector inteligente. El dibujo de Lamontagne además es una verdadera gozada, con unos diseños y escenarios que relucen en cuanto abres el cómic. Este volumen además nos trae una pequeña entrevista final con los entresijos de la creación de Aspic, que siempre es agradable de conocer. Ojalá haya en algún momentos más volúmenes de la serie, porque yo necesito que mi pareja de detectives favorita tenga más extraños y misteriosos casos por resolver.
La historia nos cuenta como Alana y Marko, una pareja que pertenecen a facciones enfrentadas en una lucha galáctica eterna entre Guirnalda contra los de Terrada, encuentran el amor entre el caos y quieren formar una familia con el nacimiento de su hija, dejando todo atrás y arriesgando todo lo que tienen en su vida. Alana y Marko tendrán que aprender a ser padres mientras son brutalmente perseguidos por la raza de cada uno, por un príncipe robot y por un asesino independiente. El cómic es publicado mensualmente en la editorial Image, una editorial que como explica en el prólogo editado por Planeta DeAgostini que reúne los seis primeros números, permitió a Brian K. Vaughan desarrollar su historia tal cual quería, sin restricciones y con total libertad. La serie regular ha sido premiada con numerosos premios Eisner, Hugo como mejor historia gráfica y otros tantos Harvey, alzándose como uno de los mejores cómics de nuestra época.
El cómic plantea una historia de ciencia ficción, fantasía y aventuras de mucha calidad, con un desarrollo de personajes y de trama que se hacen muy adictivos. La libertad y naturalidad con la que se tratan temas como el sexo o la violencia, el lenguaje descarado y políticamente incorrecto o ese tono adulto dentro de un mundo de fantasía, hacen gala de un cómic que destaca desde las primeras páginas tanto por suoriginalidad como por personalidad propia. Hábilmente el guion combina el punto de vista de Alana y Marko narrado por su propia hija en el futuro, con otros personajes que se intuyen importantes; un asesino a sueldo acompañado de su peculiar felino que tiene ciertos dilemas morales, un príncipe robot que reconozco me ha hecho mucha gracia y un espíritu que me ha encantado.
A todo ese magnífico guion de Brian K. Vaughan pone el color y el dibujo Fiona Staples, otorgándole un estilo visual donde los escenarios y lugares te transportan, donde cada personaje tiene un aspecto moderno pero que define con ciertos gestos y rasgos su forma de ser. Además, ese tono suave de escenarios hace que destaquen unos protagonistas que están muy bien diseñados, haciéndolos sencillos y diferentes, pero muy atractivos para el lector. Ha sido un buen comienzo con este famoso cómic, tanto, que el capítulo dos y tres ya vienen de camino a casa.
En el año 2247 en Nueva Detroit, Bem Brown es un ingeniero militar que trabaja en una ambiciosa armadura, la Armor One, una especie de traje militar. Bem este casado con Emma, con la cual acude a una clínica itinerante, la de los hermanos Komarov, para concretar un embarazo a la carta. Cuando el doctor Vladimir se lleva a su mujer y Bem está a la espera, algo extraño sucede, todo se vuelve oscuro y sin sentido.
En esta primera grapa nos presenta un mundo futurista lleno de tecnología y avances científicos capaces de los prodigios que todos concebimos alguna vez en nuestras mentes. Con un dibujo atractivo de trazo agradable y definido, y una atmósfera tétrica en los últimos pasajes, nos embarcamos en el comienzo de una historia sobre la soberbia del ser humano cuando juega a ser Dios. Un mundo armonioso y perfecto que puede esconder blasfemias, como la concepción de los hijos al gusto de cada uno, como si de un restaurante a la carta se tratase. Me ha gustado ese toque oscuro, misterioso y abrupto, podríamos decir, que surge en las últimas páginas. Una historia que empieza interesante y que apunta maneras, aunque se queda demasiado breve para mi gusto, necesito más.