Expatriados del “mainstream” y de las corrientes comerciales del momento, los Grateful Dead pronto se hacen con un lugar importante dentro de la escena musical de los sesenta y setenta. Originarios de San Francisco (California) y liderados por el guitarrista Jerry García, los Dead comienzan a abrirse camino de manera brillante en una época dominada por formaciones británicas como los Rolling Stones o The Beatles. El carismático Jerry García jamás quiso asumir el rol de liderazgo de los “Grateful Dead”, y en ocasiones cedía todo el protagonismo a su banda. Pero su fuerte personalidad y marcado carácter, le llevaron a que el público le viera como un icono legendario y de paso, se convertía en una de las figuras más emblemáticas del rock.
Como ya es costumbre, haremos una mención especial sobre los músicos que hicieron posible esta obra: Jerry Garcia (guitarra, voz), Bob Weir (guitarra rítmica y voz), Phil Lesh (bajo y voz), Ron “Pigpen” McKernan (órgano, armónica y voz), Bill Kreutzmann (batería) y el fantástico pianista estadounidense Merl Saunders arropando a los Grateful Dead. Merl Saunders, ha trabajado con artistas de la talla de Paul Pena, Michael Bloomfield, B.B. King o Tom Fogerty.
Abre el disco en con “Bertha”, un tema pegadizo y poseedor de bellas melodías. Seguidamente, el country toma protagonismo con “Mama Tried”, una espléndida versión de un éxito de Merle Haggard. Llegará nuestro querido blues con “Big Railroad Blues”, canción en la que al guitarrista Jerry García no le supone impedimento alguno que le falten dos tercios de su dedo corazón en la mano derecha.
Continúan con “Playing in the Band”, uno de los puntos álgidos del álbum y todo un clásico en el repertorio de los Dead. Este tema, apareció por primera vez en este “Skull & Roses” y con el paso del tiempo, lo usaron habitualmente en sus shows.
“The Other One”, capta a la perfección la esencia musical de los Dead, con dieciocho minutos de duración y un gran solo de batería en sus inicio, sin dudarlo nos encontramos ante una antológica “jam”, que lleva el sello inconfundible de sus singulares creadores. Y ocupa toda una cara del vinilo…
Su característica portada, en la que podemos visualizar una calavera coronada con rosas, fue un trabajo de Alton Kelly y Stanley Mouse, dos importantes artistas de psicodelia. Los álbumes de Grateful Dead, también se han caracterizado por sus impactantes carátulas, consideradas objetos de culto para los coleccionistas de rock.
Y así concluye esta aventura sonora de los particulares “muertos agradecidos”… Pero su extraordinaria música, permanecerá eternamente viva al paso del tiempo. Con un curioso nombre, bautizaron a la banda y según cuenta la leyenda, procede de tradiciones folclóricas arraigadas en varios países de Europa… ¿Quizás le contó su abuelo gallego historias da nosa terra de meigas?…