Me alegra asistir a homenajes en vida en una tierra donde siempre es difícil ser profeta. Violinista, cuartetista, profesor... el maestro ovetense José Ramón Hevia tuvo este domingo el orgullo de comprobar cómo lo sembrado tiene su fruto, no ya en su propia casa, con sus hijos David y Aitor siguiendo el camino de su padre (en todos los sentidos) sino escuchando a sus antiguos alumnos, hoy también profesores, que le ofrecieron no ya el agradecimiento hecho música sino también la gratitud al Maestro en el amplio sentido de la palabra. Sala a rebosar con su alumnado de siempre, amigos, compañeros y aficionados que no quisieron perderse este emotivo concierto.
Mateo Luces, en nombre de sus antiguos alumnos, le hizo entrega de una placa que ocupará un lugar preferente en la casa de JR al lado de tantos galardones que ha ido recibiendo en su larga trayectoria.