La verdad es que el referendum fue una chapuza. No fue modélico, ni democráticamente aceptable porque era confuso, porque no fue precedido de un profundo debate, como es exigible en democracia y porque fue preparado con precipitación, sin las garantías mínimas necesarias para que la respuesta fuera meditada y consciente. Ni siquiera se permitió votar a los mas de dos millones de griegos que viven en el extranjero y que habitualmente votan en las elecciones.
Los marxistas populistas y los progres modernos, aliados preferentes del marxismo-populismo, dicen que los demás pueblos deberíamos imitar a los griegos y seguir el ejemplo de su dignidad. Muchos, por el contrario, creemos que la Grecia de Alexis Tsipras es el lado opuesto a la democracia verdadera, un mundo carente de verdad, decencia, compromiso, solvencia y valores, toda una estafa.
Vale, imitemos a los griegos y preguntemos a nuestros ciudadanos, en referendum, las preguntas que nos interesan a todos. Las respuestas las podemos anticipar, porque son obvias:
¿Quiere usted vacaciones pagadas de 40 días al año? Si.
¿Quiere usted que el salario mínimo se eleve a 2.000 euros mensuales? Si.
¿Quiere usted un empleo fijo para toda la vida? Sí.
¿Quiere la jornada laboral de 30 horas? Sí.
¿Quiere la jubilación a los 50? Sí.
¿Quiere la renta mínima universal? Sí.
¿Quiere la dación en pago retroactiva? Sí.
¿Quiere todos los servicios y una vivienda gratis? Sí.
¿Quiere una estación de AVE en la puerta de su casa? Sí.
¿Quiere que le subamos los impuestos? No.
¿Quiere pagar sus deudas? No.
¿Quiere que se cierre el grifo de la financiación exterior? No.
¿Quiere una fuga de capitales? No.
¿Quiere un corralito? No.
¿Quiere una inflación estratosférica? No.
¿Quiere que la industria se vaya a otros países? No.
¿Quiere usted pagar el precio de su independencia? Tampoco.
¿Quiere que el resto de los europeos paguen la deuda griega con sus impuestos? Si.
Nicolás Maduro, el venezolano, y sus compinches, dicen que los griegos nos han dado una lección de democracia a todos. Muchos no vemos que eso sea cierto. Media vida estudiando la democracia y cientos de libros analizados y la conclusión es que la democracia es justo lo contrario de lo que hoy es Grecia, una país cuyos políticos, de derechas y de izquierdas, se han revolcado en la corrupción durante décadas, sin que el pueblo jamás haya protestado sino todo lo contrario, participando en la podredumbre cobrando pensiones de los muertos, prejubilandose con 52 años, negándose a pagar el IVA e ignorando las facturas fiscales, viviendo por encima de sus posibilidades y sin jamás pensar en que sus abusos y excesos estaban siendo pagados por otros ciudadanos de Europa, acribillados a impuestos.
La democracia auténtica exige valores y principios de la Grecia política del presente desconoce: transparencia, verdad, responsabilidad, cumplimiento, leyes justas e iguales para todos, lucha contra la corrupción, una sociedad civil independiente y fuerte, poderes del Estado independientes y en competencia, una clase política limpia y ejemplar, una prensa libre y crítica, capaz de fiscalizar a los poderosos, partidos políticos limpios y ejemplares, procesos electorales libres, donde los ciudadanos puedan votar con conocimiento de lo que votan, etc.
¿Por que hay tanto interés en nuestro mundo por convertir en héroes a los villanos y en ejemplares a los chorizos y sinvergüenzas? El fenómeno de los falsos héroes y de los ejemplos deleznables no es solo de Grecia sino que está extendido por medio mundo y en países como España están batiendo records. La televisión está llena de políticos, a los que se presenta como estrellas cuando muchos de ellos, por su comportamiento, deberían estar en prisión; los programas de televisión nos convierten en modelos a macarras, prostitutas, proxenetas y toda una banda de indeseables cuyo mérito es la capacidad de acostarse con muchos o la de ser chismosos hasta el escándalo.
Ya está bien de engaños. la democracia, como todo lo valioso, es difícil y requiere sacrificio, vigilancia constante y mucha altura ética, pero eso jamás nos lo han dicho los políticos, a los que les interesan los pueblos incultos poblados por borregos acobardados, nunca por ciudadanos libres que piensan y reflexionan.