Se movilizan los estudiantes en Barcelona siguiendo las directrices de los valencianos, más expertos en estas cuestiones y liderados por un carismático individuo que aspira a emular las hazañas del pueblo griego en lo que a violencia se refiere. La expresión popular no fue pacífica, y la actuación de las fuerzas de orden público resultó inevitable, más allá de la provocación, del insulto e incluso de la agresión física a los agentes. Es una manifestación convocada a los dos meses de acceder el partido popular al poder, y reivindicando lo que no se hizo en los últimos siete años, sucediendo un poco lo que le pasó al Sr. Garzón, al enterarse de que debía investigar los crímenes del franquismo después de la Ley de Amnistía, precisamente cuando había cuatro millones y pico de parados y subiendo y pidiendo el dichoso certificado de defunción del dictador, para asegurarse de que estaba muerto. ahora, Dª Elena Valenciano “acompaña” a las manifestaciones, que dice, no son organizadas desde el PSOE. Siete largos años aumentando el paro, incapaces de superar la crisis económica y con demoledores informes europeos sobre la calidad de nuestra enseñanza, para que los estudiantes se percaten precisamente en estos momentos, de que deben convocar una manifestación. Eso sí, con cortes de calles mientras Barcelona acoge un importante congreso sobre telefonía móvil; eso sí, con agresiones e insultos a los agentes del orden porque representan el fascismo rancio y trasnochado, y por supuesto, con adecuados profesionales de la manipulación callejera para hacer el mayor ruido posible. La oposición responsable de Rubalcaba no dio dos meses al gobierno entrante para colocar los papeles encima de la mesa, poniéndole la gente en la calle antes de cumplir ese plazo, haciendo buena la frase del diplomático que llamó al ministro, acuciado por cierta revuelta popular.
-¿Precisa vd. más policías?.
-No, Sr. ministro, sería suficiente con que me mandase menos manifestantes.
Así es la vida.
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