‘Green Lantern’ – la fórmula del blockbuster.

Publicado el 28 julio 2011 por Cinefagos

“[apuntando el anillo a la linterna] Al infinito y más allá… …Por el poder de Greyskull, ¡qué demonios!”.

Hal Jordan (Ryan Reynolds).

No estoy demasiado familiarizado con el mundo del comic, pero meses atrás, cuando me enteré del proyecto de este singular personaje (y de sus poderes), del que apenas conocia poco más que su nombre, me animé a leer un par de sus comics, más que nada para familiarizarme con su “habitat” y no ir absolutamente virgen al cine. Qué decir que conforme iba leyendo me iba dando cuenta de lo complicada que iba a ser una adaptación cinematográfica, si aspiraba a que se fuera a tomar en serio. Desde esa hermandad intergaláctica al carácter socarron de Hal Jordan, pasando por el pedazo de trabajo que se iba plantear en torno al CGI, todo apuntaba a ser un proyecto con muchos riesgos de fallo.

En los tiempos que corren, con el mundo del cómic explotado cual burdel barato, era inevitable que se fuera conjugando una determinada fórmula que pudiera satisfacer al espectador “medio” y no enfurecer demasiado al fanboy. Evidentemente, y mamando ya de muchos clichés en los demás géneros, nos encontramos con una serie de constantes, que con mayor o menor fortuna, se materializan en todas estas películas salidas de molde. Green Lantern no se salva. Hablamos pues, de la chica florero, del viaje iniciatico, del conflicto interior del protagonista, y del duo de enemigos, si, porque desde que tim burton introdujera en su -a ratos aburrida, a ratos sonrojante- “Batman Vuelve” dos enemigos (es decir, catwoman y el pingüino) la fórmula se ha ido repitiendo interminablemente en todas las demás películas de Batman (si, en las de Nolan también), hecho que se ha contagiado indirectamente en sus primos lejanos de la marvel (Iron Man, Spiderman…) en demasiadas ocasiones. Una buena estrategia de marketing por otro lado, ya que así tienen el doble de incentivos para seducir al público, que por contrapartida suele resentir terriblemente el guión.

Como suele ocurrir en este tipo de películas el mayor atractivo lo tiene el villano, al cual, con tanta presentación de personajes, no se le suele hacer justicia en su tiempo en pantalla. Parece que nos olvidemos ya de lo que significa un duelo, deberiamos volver de vez en cuando al western para darnos cuenta que enfrentarse al antagonista comportaba un conflicto con una determinada progresión dramática, que poco a poco se fuera ganando el corazon del espectador llegando a un climax de liberación casi visceral, implicación en definitiva, y no inercias fanfulleras en plan “es lo que toca”. Aquí el que se come con patatas a todos cada vez que sale es Peter Sarsgaard como Hector Hammond, un terriblemente desaprovechado villano que resulta de lo más interesante como personaje, y que esta estupendamente caracterizado. Los breves momentos que vemos una pequeña trifulca entre Green Lantern y él son, con diferencia, los mejores.

Su guión, que tiene el don de la sintesis pero el defecto de la insipidez, comete aquello de “quien mucho abarca poco aprieta”, y eso nos reconduce a otro factor que a mi personalmente me toca la moral. Vamos a ver, ¿no sería mucho mejor haber aprovechado un villano como Hector Hammond, dejar el monstruo espacial para otra entrega y haber dado un poco más de espacio a todo el mundo? Lo cierto es que además, ver como un guerrero primerizo derrota a un bicho que ha podido con 20 Green Lanterns a la vez es hasta ridículo. No hemos visto ninguna evolución que “coherentemente” nos haga presuponer que este tipo esta por encima de las expectativas, y esa fuerza de la voluntad chirria por todos los lados.

La música, por el veterano James Newton Howard, suena a otro de esos hijos bastardos de John Williams, en plan justiciero y muy pletórico, que parece que se haya olvidado del estupendo trabajo que hizo con Hans Zimmer en los Batman de Nolan. Exigencias de la productora me gusta pensar.

Y como no, no podian faltar los personajes secundarios con actores de mucha talla (otra marca de la casa en esta particular fórmula) con Tim Robbins poniendo cara de serio y preocupado, y abriendo mucho los ojos de vez en cuando, y a un irreconocible Mark Strong como Sinestro (lo juro, he tenido que recurrir a la IMDB, por momentos pensaba que se trataba de Ben Foster), personaje que espero de guerra en otras entregas porque es de lo mejorcito junto a Hector Hammond. En el apartado protagonista, lo cierto es que Hal Jordan es un personaje tan, pero tan plano y a medio gas con sus gracias (en el trailer parecia que nos fueramos a encontrar una chispa similar a la de robert downey jr. en su iron man pero no) que es imposible de salvar por muy Ryan Reynolds que seas. A destacar cierto flashback -uf, muy serie B este momento- con un trauma familiar que apenas tiene pies ni cabeza y se deja ahí olvidado el resto de la película. Blake Lively como Carol Ferris esta… buena, nada más.

En definitiva, Green Lantern es una película potable (en su contexto claro) pero totalmente condenada al olvido, que teniendo en cuenta su complicada adaptación, cumple muy básicamente con aquello que acomete, no hace demasiado el rídiculo y entretiene lo justito (queda el consuelo de que podria haber sido mucho peor). Las escenas de acción estan mejor rodadas de lo que nos solemos encontrar en este tipo de productos (aquí se entienden, Martin Campbell es un tipo que siempre se ha desenvuelto muy correctamente en el género, Jon Favreau ya podria aprender algunas cosillas de él), y lo cierto es que la coreografia de sus escasas batallas -cuando green lantern crea objetos con el anillo digamos- estan mucho mejor llevadas de lo que esperaba, tienen cierto ingenio y le otorgan a las batallas cierto ritmo. El mayor problema de una película tan eminentemente amoldada en todos los aspectos es su falta de emoción y la total predictibilidad. Es algo así como ese sabor gris que se le queda a uno despues de meterse una dosis de comida rapida, de pensar “¿por que cojones he vuelto a venir, si se que el sabor nunca cambia?”. En fin, misterios de la sugestión y la debilidad humanas, o tal vez sea eso de “la esperanza es lo último que se pierde”. A saber.

Fdo: Moutache

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