El director es Martin Campbell, que tras habernos deslumbrado con su estupenda Casino Royale, aquí parece no esforzarse mucho y simplemente dar lucidez a los efectos especiales, y rendirse ante lo más puramente comercial.
El cast de la película es de altura. Tenemos a Ryan Reynolds, el cual, no es que haga un mal trabajo, sino que más bien, creo que no le pega mucho el papel. También tenemos a Peter Sarsgaard, que es el que menos desentona, y el que mejor cuadra en su personaje. Tim Robbins, y Angela Basset, también andan por allí, cumpliendo con suficiencia con sus personajes. Y Mark Strong, el cual interpreta a un previllano (será villano en la secuela si es que llega a rodarse), y también creo que patina un poco con su papel.
En definitiva, una película que no es que no sea recomendable, simplemente, es otra del montón, para pasar el rato.