Para entender sin excesivas explicaciones el trabajo de Greg Burke, valga la burda semejanza entre el trabajo del personaje salido de la pluma de Aaron Sorkin y el del profesional de la comunicación, veinte años dedicado al periodismo escrito y televisivo, y desde hace año y medio senior communications adviser en el Vaticano.
Esta idea me ha venido a la mente tras leer en pocos días sendos artículos sobre Burke. Uno en el Daily Mail británico, y otro en El Confidencial. Ambos buscando desvelar el cometido de su empeño laboral, y -curiosamente- destacando su buen humor y el peculiar corte de algunos de sus tuits en @GregBurkeRome.
Entiendo que no está de más hablar bien de los colegas, sobre todo si su trabajo -como lo es el de senior communications adviser- se desarrolla entre bambalinas y es de calidad y resulta apreciado por otros colegas. Estos son algunos párrafos de lo publicado por El Confidencial:
(...) Se llama Greg Burke y es el periodista estadounidense de 54 años que hace un año y medio fichó la Santa Sede para que fuera su asesor de comunicación. Aunque realiza su trabajo en una discreta segunda línea, por lo que no puede saberse la incidencia concreta de lo que hace, Burke es en parte responsable de algunas de las mejoras que en este tiempo ha dado el Vaticano. Ya no se producen algunos de los errores comunicativos de años anteriores y se ha pasado de ir a rueda de la actualidad, ofreciendo casi siempre un mensaje negativo, a tener hoy una voz propositiva.
“Peligro, este hombre puede cambiar tu vida”
“Nosotros le pasamos la pelota a Francisco para que sea él quien meta los goles”, decía recientemente en una conferencia en Roma Burke, un gran apasionado del fútbol. De hecho, cuando recibió la propuesta de la Secretaría de Estado en 2012, meditaba dar un giro a su carrera y dedicarse al deporte. Tras más de 20 años como corresponsal en Italia para diversos medios estadounidenses (el último fue la cadena de televisión Fox), estaba planteándose su paso a la oficina de prensa de la Roma, el club de fútbol comprado por inversores de su país hace unos años.
“No tengo entradas gratis para los partidos, pero sí que he conseguido unos asientos estupendos para Navidad y Semana Santa”, se justificaba bromeando. En aquella conferencia ofreció las 10 claves para entender a Francisco, un Pontífice “políticamente incorrecto” y, a su juicio, con capacidad indudable para impactar en la gente. “Las fotos del Papa deberían tener una de esas advertencias”, como la de los paquetes de cigarrillos, en las que estuviera escrito: “Peligro, este hombre puede cambiar tu vida”.
Burke conoce bien el funcionamiento de los medios y tiene una gran capacidad para dar titulares. Ese es precisamente uno de sus grandes cometidos: conseguir que el Vaticano comunique bien, que entienda cómo funciona el mundo de la información y responda a las exigencias que los periodistas plantean hoy. “Lo que me gustaría hacer es decir que si hacemos o decimos una cosa u otra, la reacción de los periodistas puede ser de esta o aquella manera. Esto se aplica también con todas las cosas buenas que hace la Iglesia”, contaba al poco de su nombramiento en una entrevista conVida Nueva, en la que decía que “el misterio del Vaticano” debía estar en “la liturgia y en el Espíritu Santo, no en el funcionamiento del día a día”.