Cincuenta sombras de Grey ha permanecido en la lista de best sellers del New York Times durante 133 semanas consecutivas, y la trilogía ya cuenta con cerca de 7 millones de lectores en español. En 2015 la adaptación cinematográfica de Universal Pictures -en la que la autora ejerció funciones de productora- ha batido récords de taquilla en todo el mundo.
E.L. James vive en Londres con su marido, el novelista y guionista Niall Leonard, y sus dos hijos. En la actualidad combina la escritura con su ocupación como productora en las inminentes adaptaciones cinematográficas de Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas.
Christian necesita tenerlo todo bajo control. Su mundo es puro orden y disciplina aunque, en el fondo, está vacío... hasta el día en que Anastasia Steele aterriza de bruces en su despacho, hecha una maraña de largo pelo castaño y esbeltas piernas.
Él intenta olvidarla pero, muy al contrario, se ve inmerso en una tormenta de emociones que no consigue controlar y a la que no puede resistirse. A diferencia de todas las mujeres que ha conocido, la tímida e inexperta Ana parece capaz de ver más allá del exitoso empresario y la lujosa vida que le rodea, y descubrir el corazón frío y lastimado de Christian.
¿Logrará su relación con Ana disipar las pesadillas que le acechan todas las noches? ¿O serán sus oscuros impulsos sexuales, su obsesión por el control y el desprecio hacia sí mismo los que alejarán a la joven y destruirán la frágil esperanza que ella le ofrece?
E. L. James opta de nuevo por la primera persona para narrar esta novela; aunque no podía ser de otra forma, ya que es el comienzo de la historia de amor (recalco, de AMOR) entre Christian y Anastasia, pero esta vez contada desde la visión de Christian.
Los personajes ya los conocemos de sobra, ya sea por haber leído la trilogía que precede Grey o por haber escuchado o leído comentarios. Por un lado, Christian, el multimillonario con un pasado oscuro y un presente aún más oscuro, y Anastasia, la niña sosa e inexperta a la que cautiva Christian (o eso creíamos, porque después de este libro, vemos que él también quedó cautivado desde el primer momento).
Mi gran crítica va al lenguaje utilizado por la autora. Su técnica es nula, aunque algo ha mejorado desde la trilogía. Ya no hay tantas locuciones excesivas e inútiles, ni tanta parafernalia, ni tantas diosas. Punto a favor. ¿Punto en contra? Que sigue siendo una prosa tan lineal, que en algunos puntos se hace aburrida. Quiero decir: no hay exclamaciones, no hay giros, no hay sorpresas... y eso, sumado a que es la misma historia pero desde otro punto, pues hace que decaiga un poco.
Voy ya con las impresiones, porque cuestiones técnicas hay que comentar pocas en este libro.
Para empezar, me ha gustado más que la trilogía, porque Christian era el personaje que más me llamaba. A Anastasia acabé por cogerle manía de lo sosa y repetitiva que era; además, quería ver cómo era la relación para Christian, si de verdad era ese ser oscuro, robótico y asentimental que parece en la trilogía en algunas ocasiones. Dejaré que descubráis por vosotros mismos cómo es, pero os diré que dista mucho de ser lo que aparenta :P
No me gusta mucho la temática, y sé de buena tinta que es un libro (en general, una saga) muy criticado. Aún así, no sé por qué me leo tan vorazmente esta historia en particular. No me gusta nada la forma de vida, ni que el protagonista se comporte así, pero en cambio sí me gusta que el amor sea tanto que él cambie por ella todo su modo de vida, y ella decida abrirse y confiar en él ciegamente a pesar de que todas las señales le indican que se aleje. No sé, llamadme rara, pero mi vena sensible reconoce que eso sí es amor, a pesar de lo controlador y obsesivo que es él, y lo mojigata y sosa que es ella.
Y bueno, no tengo mucho más que decir del libro. No lo toméis como un precedente, mis raíces siempre serán la novela negra y el thriller :P