Hoy no he podido dormir por culpa de los niños que desde las ocho de la mañana se dedican a hacer ruido con sus monopatines en el parque que tengo debajo de casa.
Me hubiera gustado que esos pequeños se estamparan contra el suelo y volaran sus dientes uno a uno en una preciosa coreografía aérea, que sus huesos se astillaran dejándose ver a través de su tierna piel y que el único ruido que se escuchara fuera el de sus agónicos llantos al recoger del suelo el ojo que se han saltado con la barandilla.
Esto me ha hecho recordar a un maravilloso monopatín que deberían de vender en todas las tiendas de Barcelona, se trata del protagonista del cortometraje Grind, un monopatín asesino que podría ser el hermano pequeño de la rueda protagonista de la película Rubber.
Se trata de un cortometraje francés dirigido por Yannick Lecoeur y que pudimos ver en la edición de este año del MECAL Festival Internacional de Cortometrajes de Barcelona.