haber gritado y en algún caso insultado a sus hijos, no hacen faltan que sean insultos grandes pero tales como “tonto/a”, “eres un marrano/a” etc... Los investigadores comprobaron los efectos de esa violencia verbal sobre los niños y encontraron que habían desarrollado diversos problemas de conducta en el año sucesivo comparado con los niños que no habían recibido gritos.
Los problemas van desde discusiones con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, peleas en el colegio, síntomas de tristeza repentina y depresión, baja autoestima, estar siempre en el cuarto, etc.
Los efectos de los gritosTodos esos problemas de conducta surgen a raíz de que los gritos van minando poco a poco su autoestima y su autoconfianza. Ni hablar si además se utilizan insultos como “inútil” o “vago”.El niño acaba creyéndose que es un inútil o un vago, o incluso etiquetas más light que les solemos poner como torpe, tonto, etc.
Evitar los gritos es posible, nunca es tarde para modificar conductas que son dañinas para los hijos. Sobre todo cuando lo que queremos es ganarnos su confianza, no alejarnos más de ellos, que creen su propia personalidad no la que nosotros queramos, y que de mayores sean capaces de elegir por sí mismo sin temor a que si se equivocan no le esperen gritos ni malas palabras, capaces de ir creando su propio camino.