A Young Boy Gets In On The Action, cortesía de Christopher Walker
GTD es un método suficientemente sofisticado como para ser capaz de ofrecerte siempre un mapa que te descubre lo que tienes delante, independientemente del momento y del lugar en que estés.
Es además un método de validez permanente porque no es tanto un sistema como una forma sistemática de aproximarse a la realidad. Los sistemas pueden tener una duración limitada en la medida que cambian las circunstancias en las que son válidos pero las formas de aproximarse a un tema, si son correctas, son enormemente adaptables y flexibles, por lo que siempre pueden evolucionar para dar cabida a un contenido nuevo y ampliado.
El modelo GTD es único para garantizar una importancia equitativa a todo lo que puedas encontrarte en la vida. La subjetividad sobre la importancia, urgencia o prioridad de las cosas juega en contra de tu productividad porque las cosas no son urgentes, importantes o prioritarias en función de lo que tú crees en un momento dado sino de lo que son por sí mismas. Por eso, en GTD las cosas son intencionadamente desprovistas de cualquier valoración subjetiva y se convierten en meras acciones que has decidido llevar a cabo.
Un compromiso es un compromiso, tanto si se trata de definir tu propósito en la vida como si se trata de comprar comida para tu mascota. Para GTD son simplemente dos acciones que tú te has comprometido a realizar y te mostrará una u otra no en función de una importancia, urgencia o prioridad discutible sino en la medida que puedas hacer algo al respecto en las circunstancias en que estés, con las personas que te rodeen y las herramientas de que dispongas, es decir, del contexto en que te encuentres.
La esencia de GTD es, si algo capta tu atención, dedícale atención. Las cosas que llaman tu atención tienen para ti el valor que eres capaz de extraer. Y si no captan tu atención, no pierdas el tiempo pensando en ellas.
GTD es un método sutil porque, del mismo modo que sirve para gestionar acciones cotidianas poco trascendentes, también da cabida a decisiones complejas, planteamientos atrevidos, temas delicados y situaciones imprevisibles. Nuevamente, lo que importa son las acciones que tú has decidido hacer o no hacer.
Esta sencillez de planteamientos es lo que hace que GTD te permita integrar en un mismo sitio todas las facetas de tu vida, por diversas que sean, todos tus intereses y, en resumen, todas las cosas que llaman tu atención en un momento dado.
Atrás quedan los toscos modelos de gestión del tiempo, mecanismos rudimentarios para intentar atrapar tareas en contenedores volátiles y jugar a predecir el futuro con dudosa fortuna. Planificar, la lista de tareas pendientes, las prioridades, lo urgente, lo importante… Planteamientos reactivos y conceptos del siglo pasado incapaces de dar cabida a la complejidad de la Era de la Información.
¿Sigues usando cintas de cassette o escuchas tu música en mp3? ¿Ves tus videos en Super 8 o en YouTube? ¿Necesitas imprimir algo para enterarte de lo que lees? ¿Sigues pensando que las redes sociales son una tontería pasajera para perder el tiempo? Responder a estas preguntas puede darte una idea de lo al día que estás o del tiempo que hace que se te paró el reloj.
Usar GTD o seguir usando listas de tareas, organizarte la semana, planificar que hacer mañana y decidir lo que tienes que hacer en función de una supuesta importancia, urgencia o prioridad, también.
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