Guantanamera

Por Siempreenmedio @Siempreblog

El refranero es muy puto. La sabiduría popular es altamente jodida. Y en muchos sentidos, pero me refiero ahora a su capacidad de hacernos pasar por sencillo lo que no lo es. Nos proporciona respuestas fáciles y rápidas a lo que precisaría de largas reflexiones. Abarata la vida. Que por otro lado no está del todo mal librarse de vez en cuando de la insoportable complejidad del ser. Pero no siempre. Un rato. No vale agarrarse a las frases hechas y tirar de ellas hasta que te den calambres.

Un ejemplo: la famosa en tantas lenguas y culturas "Si no está roto, no lo arregles". Vamos, que si algo te gusta, ni lo menees. Si funciona no te muevas ni un fisco de la exitosa fórmula.

Corría el año 2005 y el grupo catalán Love of Lesbian publicaba Maniobras de escapismo, su primer disco en castellano . Cantar en inglés les había proporcionado una más que discreta popularidad y exploraban nuevos caminos. Me encantó el disco. La música, las letras, los juegos de palabras ( Mi personulidad; Houston, tenemos un poema; Marlene, la vecina del Ártico). Je. Dos años después, conscientes de la corriente a favor, sacaron Cuentos chinos para niños del Japón (vaya). También me gustó. También sonreí ( Historia de una hache que no quería ser muda, Dios por Dios es cuatro, Shiwa (tot a zen)). Je. Je. Luego han venido: El ectoplasta, El poeta Halley, El hambre invisible, El Yin y el Yen, Si tú me dices ven yo digo Affleck, Te hiero mucho, Incapacidad Moral Transitoria o el reciente tema Charlize SolTherón.

Basta.

Incluso el aclamado Joaquín Sabina. Aunque nunca ha sido santo de mi devoción (estúpidos eufemismos, dedicaría lo que me queda de vida a borrar con mis propias manos todo rastro suyo de la historia de la música universal) reconozco haber disfrutado con algún tema suyo. Como su canción de 1987 Así estoy yo sin ti, esa que empieza: Extraño como un pato en el Manzanares / Torpe como un suicida sin vocación / Absurdo como un belga por soleares / Vacío como una isla sin Robinson... Pero ¿en cuántas canciones va este señor a dedicarse a enumerar cosas? Así, a bote pronto, se me ocurren: Lo niego todo, La del pirata cojo, Nos sobran los motivos, Lo que yo quiero, Adivina adivinanza, Benditos malditos, Inventario (esta se ve venir), Es mentira, Esta noche contigo, Hay mujeres, La canción más hermosa del mundo, La vida moderna, Manual para héroes o canallas, Más de cien mentiras, Me pido primer, Mujer fatal, Todos menos tú, Si volvieran los dragones, Yo me bajo en Atocha. Te reto, lector, a que desmientas que todas estas canciones no son más que simples listas de cosas, personas o sentimientos. Listas de la compra.

Basta ya. Para. Cambia. Abandona.

Pero puede que tras la larga reflexión sobre lo compleja que es la vida y el mal que le hace la sabiduría popular a la creatividad, te retires a recargar la arrogancia y te topes en Spotify con una canción que se llama Guantanamera (¿existe algo más choteado?), ejecutada a guitarra y voz (qué original) por un chavalín que se hace llamar (ay, madre) Guitarricadelafuente.

Y, bueno, no hay refrán para entender esto.