• Autor: Anna Perera
• Edición: Ediciones B, 2010
Por un lado nos encontramos a Khalid, un estudiante británico de quince años que juega en el equipo de fútbol local y hace locuras con sus amigos. Por otro, a otro Khalid, aunque éste miembro de una célula terrorista que planea una serie de atentados. ¿El problema? Aparentemente son la misma persona. Al menos eso es lo que piensan sus captores. Pero te pongo en situación para que lo entiendas bien: en un viaje familiar a Pakistán, el primer Khalid debe ir en busca de su padre, que ha desaparecido de repente; unos días después, unos hombres le secuestran y le acusan de haber hecho cosas atroces que él no comprende. Tras una serie de malos momentos le trasladan a Guantánamo, donde deberá hacer acopio de todas sus fuerzas para mantenerse cuerdo, pero sobre todo, conservar la esperanza de que algún día pueda hacer entender a sus captores quién es él realmente, un joven de Rochester que sólo podía tomar dos cervezas sin emborracharse, un adolescente que estaba colgado por Niamh, la chica más guapa de noveno. Todo resulta tan obvio para él…
Guantanamo boy, no te voy a engañar, no es una lectura fácil. No porque use un lenguaje retorcido o se haga pesado, todo lo contrario, pues el ritmo es perfecto, sofocante, al igual que la situación de presidio en la que él se encuentra; pero es precisamente esa sensación tan palpable de opresión desgarradora la que convierte al libro en un relato duro. Sin embargo, no te desanimes ante su lectura, porque merece la pena; te encontrarás ante una de esas obras que se leen y nunca se olvidan, que te permitirá relativizar tus problemas y ver que siempre hay una opción. Destaca el estilo de la autora, muy directo, que le permite expresar en cada momento las emociones y pensamientos de Khalid, logrando que empatices totalmente con él y pretendas consolarle y animarle, decirle que todo irá a mejor, aunque no estés seguro de ello. Y ahí radica otro punto a favor de la novela: a pesar de poseer un título bastante revelador, lo cierto es que no resulta para nada previsible, la dirección de la trama no te permite conocer cuál es el siguiente paso; y te encuentras a ciegas, a merced del
Todo lo que escriba es poco en relación con la calidad y la profundidad de sentimiento de esta obra. Anna Perera logra esbozar un retrato totalmente acertado de un adolescente que se ve en medio de un clima de intolerancia al que él no ha contribuido en nada. Una historia realista que muestra que cada persona puede ser víctima y verdugo a la vez, mientras que raza, etnia, sexo, género, etc. no son más que calificativos bajo los que se esconden los miedos más irracionales. No lo pases por alto, te hará pensar.