Guapetón...

Por Antoniodiaz

Guapetón, según las Brigadas Amarillas


... era su nombre, a pesar de ser más feo que Francisco Picio, pobre de cabeza, manso, justo de fuerzas y para colmo, regalado. Un puyazo con carioca tomó. Lo de Guapetón, sería por lo toreable, que es término bien guapo para los que ven el toreo como un baile regional. Así fue quitado por navarras. Ya con la franela acudió al cite con prontitud, derrengado, con la lengua lamiendo la arena, sin causar molestias al Juli, que le dió fiesta con su habitual tauromaquia, basada en el temple de lo ya templado y el dominio de lo ya dominado. Muy teatralizado todo, eso sí. La largura de los muletazos chocan de frente con el apocamiento de la suerte, descargada una y otra vez por norma, nunca enfrontilados toro y torero. Toreo por alto, circulares, invertidos o no, martinetes y molinetes. Derechazos poligoneros, en cantidades industriales. Y el toreo esencial, que brilla por su ausencia. Lejos quedó aquello de los veinte naturales por bajo. Ahora asistimos atónitos al número de la noria romana, en la que un pollino da vueltas alrededor de "la maquina" con el objetivo de rescatar del pozo un puchero con agua. Ese jumento, mal que bien, sacaba algo de la alberca. Guapetón, que de burro tenía su comportamiento, se hartó de caracolear en circulos infructuosamente, incapaz de sacar casta de dónde no hay. No sé las vueltas que daría sin decir nada con su embestida.
Un julipié le quitaría la vida a este Guapetón, que acabó sin rabo. Mal asunto.