Guerra contra las noticias falsas

Publicado el 13 junio 2017 por María Bertoni
Las redes sociales dejaron de resultarles neutras a algunos de los actores preocupados por la intensidad de la propagación online de noticias falsas.

Seis de cada diez españoles creen que saben distinguir entre noticias verdaderas y falsas, pero la realidad es que el 86 por ciento las confunde. El resultado del estudio que la empresa Simple Lógica realizó con un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid ilustra la gravedad de un problema irreductible a ese país europeo. Por lo pronto, en Argentina algunos se atreven a comparar con un cáncer el alto índice de credibilidad que alcanzan las también llamadas fake news.

La discusión en torno a las noticias falsas cobró especial relevancia en el transcurso de 2016, durante la campaña presidencial en los Estados Unidos. En este informe que redactó para el periódico británico The Telegraph, James Carson recordó algunas de las falsedades que el equipo de prensa y/o los simpatizantes de Donald Trump hicieron circular durante la contienda: que el padre del pre-candidato republicano Ted Cruz intervino en la planificación del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, que Barack Obama no nació en territorio estadounidense, que las advertencias sobre el cambio climático son puras patrañas.

En un encuentro anual sobre medios y tecnología que tuvo lugar a fines de mayo, Hillary Clinton reiteró la acusación que hizo tras reconocer su derrota: “Asumo la responsabilidad de cada una de mis decisiones políticas, pero no perdí por ellas sino porque fui sometida a una campaña sin precedentes de noticias falsas, sostenida por la ingeniería de Facebook y orquestada por agentes rusos al mando de un ejército de robots”.

Meses antes, en la primera conferencia de prensa que ofreció como Presidente de los Estados Unidos, Trump redirigió la acusación de su ex contrincante contra el canal de noticias CNN. “Son ustedes las fake news” le espetó al periodista Jim Acosta.

En abril, distintos voceros de Facebook anunciaron la intención corporativa de ayudar a combatir la proliferación de noticias falsas, desafío que “no es nuevo ni exclusivo de FB” aseguró Adam Mosseri, vicepresidente de News Feed de la empresa, en un comunicado de prensa replicado parcialmente por Infobae. En esta entrevista que le concedió a Pablo Gutiérrez de La Nación, el jefe de Media Partnerships de Facebook Latinoamérica, Luis Olivalves, explicó que la estrategia se basa “en tres pilares fundamentales”.

“Quien produce contenido falso sólo busca hacer dinero. En esta instancia somos proactivos en cuanto a bloquear estos incentivos económicos buscando reducir la generación de tráfico hacia esas fuentes, que sólo buscan monetizar desde el engaño y no informar, así como reducir la exposición de este contenido en nuestras plataformas.

Otro pilar es el de construir nuevos productos para frenar la difusión de noticias falsas, mejorar la diversidad de la información y facilitar el reporte de noticias falsas. Y finalmente, proveer cada vez más información para ayudar a las personas a tomar decisiones cuando encuentran noticias falsas, que es lo que estamos realizando ya mismo con recursos que liberamos en la región”.

Ante la pregunta sobre la posibilidad de que los usuarios reporten noticias falsas y que Facebook las bloquee, Olivalves insitió: “Esta herramienta es puramente informativa y no genera ninguna acción acerca de contenidos específicos”. Luego comentó que FB está realizando pruebas en Gran Bretaña, Francia y Holanda “con algunos usuarios” que cuentan con recursos para reportar noticias falsas y someterlas a una instancia de revisión”.

En este artículo donde se pregunta si Facebook está moviéndose lo suficientemente rápido, el especialista en tecnología de BBC News, Rory Cellan-Jones, cuenta que las noticias falsas constituyen un “tema caliente” en Alemania. En ese país, el año electoral se ha convertido en caldo de cultivo de mentiras varias sobre la política nacional en torno a los refugiados.

Cellan-Jones agrega que el gobierno de Angela Merkel acaba de aprobar una ley que estipula multas de hasta 50 millones de euros a las redes sociales y plataformas de mensajería instantánea que tarden más de 24 horas en eliminar contenidos falsos e incitadores al odio. La propuesta fue elaborada en el Ministerio de Justicia, cuyo titular Heiko Maas dijo a la prensa: “Internet afecta la cultura de debate y la atmósfera en nuestra sociedad. La radicalización verbal suele ser el paso previo a la violencia física”.

La estrategia informativa de Facebook también resulta insatisfactoria en Francia. Por lo pronto, la opinión pública gala discute la propuesta que la senadora Nathalie Goulet elaboró con el abogado especialista en Derecho Informático, Dan Shefet. En una conferencia de prensa que ofrecieron el 30 de marzo pasado, estos miembros de la Asociación por la Responsabilidad y la Democracia en Internet –AAID por sus siglas en inglés– explicaron:

“El problema es viejo; de hecho en Francia rige la ley de prensa de 1881 que multa a los autores y propaladores de información falsa. Lo nuevo no es entonces la existencia de este tipo de contenidos, sino la intensidad de la propagación online”.

En aquella ocasión, Goulet contó que los “servicios del Senado” le confirmaron que en esa nación europea hay “un vacío jurídico más allá de la Ley de 1881”. De ahí la necesidad de abrir un debate público y, en ese marco, la conveniencia de definir con la mayor precisión posible el concepto de ‘noticia falsa’. De esta manera la legisladora busca aplacar uno de los mayores reparos que provoca la regulación de contenidos online: el presunto peligro que corre la libertad de expresión.

La senadora francesa tiene la intención de convocar a mesas redondas entre este mes y julio. Mientras tanto, ella y Shefet siguen hablando con la prensa. Por ejemplo, en diálogo con Laurence Neuer de Le Point, el abogado aclaró que la propuesta apunta únicamente contra la falsificación de datos y hechos objetivos, no contra opiniones ni expresiones de sentimientos y deseos. “La noción de fake news corresponde a un postulado falsificado, que posee un potencial manipulador y que apunta a engañar a la opinión pública de manera intencional y maliciosa para falsear el juego democrático”, precisó.

Shefet también llamó la atención sobre uno de los objetivos básicos de la propuesta sujeta a discusión: la creación de un ombudsman que se encargue de examinar las denuncias de noticias falsas que los actores privados no pueden o saben resolver. “Esta figura independiente recomendaría medidas que no serían jurídicamente obligatorias”.

En la misma entrevista, el abogado mencionó muy al pasar que “los países escandinavos” eligieron una estrategia prioritaria contra la proliferación de fake news: apuntalar la formación ciudadana. A juzgar por el informe que Lee Roden publicó en el diario sueco en inglés The Local, se trata de –en términos sarmientinos– (volver a) “educar al soberano”, esta vez para enseñarle a distinguir fuentes confiables de maliciosas, y para convencerlo de que el conocimiento rara vez se encuentra a un solo clic de distancia.

Entre los lectores españoles, estadounidenses, argentinos, alemanes, franceses que siguen este tema, algunos señalan que los mayores productores y propaladores de falsedades son las grandes corporaciones mediáticas. Por su parte, los propietarios y ejecutivos de esas empresas denuncian el trato desigual que las leyes actuales les dispensan a ellos (perjudicial, por acción) y a los gerentes de los nuevos replicadores de información (favorable, por omisión). Éstos, a su vez, insisten en sostener que no son responsables de los contenidos que publican los usuarios.

La idea de declararles la guerra a las noticias falsas puede sonar exagerada. Sin embargo, los Estados líderes de Occidente vinculan la producción y difusión maliciosa de datos distorsionados, o lisa y llanamente inventados, con una estrategia bélica que denominan “híbrida” porque combina distintos tipos de ataque: armado, informático, propagandístico.