Todo comienza cuando al volver de fiesta, Jivan es violada por el hermano de su mejor amiga. Al día siguiente, llama a su hermano Mahmid, un árabe afincado en Estocolmo que le poco de árabe salvo su padre, que sigue hablando en su idioma original y yendo a un imán. Mahmud le dice que vaya a la policía a denunciar la violación, pero en mente tiene otra venganza. Se tomará la justicia por su cuenta. Y así empieza una guerra de bandas donde gente inocente morirá y la policía se verá frustrada al no conseguir resultados. Hay un policía adicto al trabajo que se involucrará en el caso e intentará buscar soluciones. Además de las dos bandas y la policía, se mete también la mafia yugoslava. Así que la cosa está más que negra negrísima.
El autor muestra muy bien los ambientes y atmósferas de los bajos fondos así como la ideología del honor que tienen las bandas callejeras. Hay que decir que Lapidus, es abogado penalista, así que sabe bien de lo que habla.
No es una novela gráfica divertida. Es lo que es, una historia oscura con unos personajes oscuros.